Tanto la coalición electoral del oficialismo, Unidos por la Patria (UP), como su principal adversario, Juntos por el Cambio (JxC), se acercan a las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto con posibilidades parejas, afirma en diálogo con la Agencia Sputnik la politóloga argentina Mara Pegoraro, docente en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
«UP logró conformar una lista de unidad con un precandidato como (el ministro de Economía) Sergio Massa, y eso volvió competitivo a un espacio que parecía bastante derrotado», afirma la experta, integrante de la Red de Politólogas.
El titular del Palacio de Hacienda tiene el camino allanado, por más que deba disputarse el liderazgo del espacio con el referente social Juan Grabois, de quien no se espera un gran desempeño electoral.
Que el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires (este), Axel Kicillof, aspire a revalidar su mandato bajo la fórmula encabezada por Massa como presidente «le da a ese sello una convergencia con la base dura del kirchnerismo, y eso augura un buen resultado para estas PASO», razona la experta al aludir al espacio identificado con la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
La alianza que hace ocho años logró aupar a la jefatura de Estado a Mauricio Macri (2015-2019), Juntos por el Cambio, se desangra en la contienda que enfrenta a sus dos referentes principales: el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y la exministra de Seguridad Patricia Bullrich.
«Una interna tan feroz entre ambos le hace daño a la coalición, porque ante la ciudadanía, otra vez es el peronismo, en el formato que le queramos decir, el que logra construir la unidad con el objetivo de no perder tanto poder, mientras que a JxC, que parecía ser la fuerza política que tenía garantizada la victoria electoral en 2023, se le complica esa probabilidad de éxito», examina Pegoraro.
Tal será la incertidumbre, que 17 de los 24 distritos del país desdoblaron sus respectivas elecciones locales frente a los comicios planteados a nivel nacional.
«Los resultados en las provincias muestran que, en esas elecciones, primero se priorizan las cuestiones locales y no las nacionales», asegura la politóloga argentina.
El calendario electoral escalonado en las distintas jurisdicciones, que desacopló el voto nacional del municipal o provincial, evidenció que la macropolítica nacional no ordena la política local, y que los candidatos que triunfaron privilegiaron lo territorial, mientras que la derrota se extendió entre quienes priorizaron lo nacional, observa Pegoraro.
Así se fue configurando la llegada de estas PASO, «una elección que parecía de enormes diferencias y está empezando a ser de enormes parecidos», sostiene la politóloga.
«Lo sorprendente es que Massa sea un candidato competitivo con los niveles de inflación, los problemas macroeconómicos y la enorme crisis social que tiene Argentina, en términos de acceso a la vivienda, al crédito, al trabajo», enumera. «Los indicadores macro no son positivos y sin embargo, Massa logra emerger como un candidato posible a la presidencia».
La fórmula presidencial la completa el actual jefe de gabinete, Agustín Rossi, un hombre cercano al presidente, Alberto Fernández, que viene a representar un guiño a la moderación.
La flexibilidad organizativa del peronismo, según observó el sociólogo estadounidense Steve Levitsky, exhibe cómo este movimiento es capaz reconfigurarse una vez más, ahora con la candidatura casi unificada en torno a Massa, con independencia de cuál sea la corriente que lo domina en cada tiempo histórico.
Más allá de las dos alianzas principales, también asoma con un discurso incendiario el economista de ultraderecha Javier Milei, cuyo apoyo resulta difícil de segmentar. El calado de sus propuestas, que incluyen dolarizar la economía, facilitar la libre portación de armas o privatizar las pensiones, no puede compartimentarse en un estrato socioeconómico, cultural, o etario.
«Encuentra una hendija para aparecer con una oferta electoral interesante en el votante que no tiene ninguna intención ni tiempo en decodificar de qué se trata la oferta electoral, que simplemente está parado en un lugar de enorme desilusión, muchísimo desencanto, y sobre todo, de enojo», profundiza Pegoraro. «Alguien podrá pensar en que los jóvenes se sienten más cercanos a Milei, pero no necesariamente son los que más van a votar».
Para el desenlace electoral habrá que esperar tres semanas, pero su resultado puede no ser definitivo. El vencedor de la interna en JxC, según quién sea, puede espolear o minar las posibilidades de Massa de alcanzar la presidencia. Y para conocer ese resultado, hace falta esperar a las elecciones generales del 22 de octubre.
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