Los ambientes que agobian al oyente, basados en riff repetitivos que envuelven melodías de frases cortas y contundentes, son una de las características más habituales de los sonidos ‘postpunk’ que emiten con eficacia nuevos grupos como Somo La Herencia. Los ambientes que agobian al oyente, basados en riff repetitivos que envuelven melodías de frases cortas y contundentes, son una de las características más habituales de los sonidos ‘postpunk’ que emiten con eficacia nuevos grupos como Somo La Herencia.
Continuadores de la ‘ola siniestra’ que brotó en la capital de España en la gloriosa década de los ochenta, su predilección por el blanco y negro les lleva a frecuentar parajes sonoros que frecuentaron en su día bandas como Décima Víctima o Parálisis Permanente.
Una conexión que también establecen con las bandas anglosajonas más oscuras como Joy Division, Dead Can Dance o Mars, o viejos trovadores de alma doliente como el Lou Reed de Berlín, siempre en busca de las emociones más recónditas y los ángulos de sombra.
Así, despojados de cualquier ‘adanismo’ que les impida reconocer los hallazgos de los grupos pioneros, el cuarteto madrileño formado por Gonso a la voz y el sintetizador, Quique a la guitarra, Guille al bajo y Willy a la batería, avanza en la consolidación de una personalidad propia.
Polémicos y contestatarios, en sus entrevistas suelen mostrar sin un desprecio equidistante y provocador, que aplican por igual a las convenciones del ‘indie’ dominante y a las estrellas plásticas de la escena comercial.
El cuarteto madrileño ha ido aumentando poco a poco su base de fans, gracias a temas de impacto como ‘Obsolescencia Programada’, uno de sus primeros hits, publicado hace un par de años y a un directo tan contundente como entretenido.
