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El “fin del ciclo de las materias primas” pone a prueba el modelo económico de Latinoamérica

Diversificación

Bandera de países latinoamericanos

La drástica depreciación de las materias primas pone a prueba el modelo económico de Latinoamérica y urge a muchos países de la región a una diversificación forzosa. Enrique V. Iglesias, secretario general iberoamericano, ha calificado esta coyuntura como “el fin del ciclo de las materias primas”. La drástica depreciación que las materias primas han sufrido en los últimos meses pone a prueba el modelo económico de Latinoamérica y urge a muchos países de la región a una diversificación forzosa. Enrique V. Iglesias, secretario general iberoamericano, ha calificado esta coyuntura como “el fin del ciclo de las materias primas”.

El también expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) comparte esta conclusión con los expertos financieros que se han dado cita en el 17 Foro Latibex que se ha celebrado hasta este viernes en el Palacio de la Bolsa de Madrid. Iglesias ha lamentado que Latinoamérica haya sido incapaz de anticiparse a la situación actual y se haya conformado con ser “un gran exportador de materias primas”.

Junto a este factor, Iglesias ha subrayado que las grandes amenazas de la economía latinoamericana son el fin del dinero barato que parece adelantar la Reserva Federal estadounidense y la inseguridad jurídica que suponen algunos cambios de poder político. Una circunstancia que a su juicio no es tanto ideológica como fruto de una falta de entendimiento de la economía, pues considera que su Uruguay natal lleva años regido por “la izquierda con todos sus pelos” y sin embargo la inversión internacional no ha dejado de llegar, según ha señalado.

Desde el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), su director corporativo de asuntos estratégicos del Infraestructuras, Germán Ríos, ha apuntado que el reto actual de la región es poner en valor el resto de sus áreas productivas. En este punto ha destacado especialmente los sectores de infraestructuras, agronegocios, energía, turismo y algunos nichos en manufacturas y servicios como confitería, alimentos procesados, bioplásticos, aeronáutica y biocombustibles.

A este respecto, el directivo de CAF ha defendido la necesidad de “lanzar mecanismos de financiación en moneda local”. Esta es la vía, ha insistido, para despertar el “tremendo potencial” que aguarda en actividades económicas que aún son “nicho” en la región y que pasa también por la internacionalización de las compañías locales.

En torno a la cuestión del salto al exterior ha profundizado el director la Cátedra Nebrija Santander en Dirección Internacional de Empresas, Gonzalo Solana, en su intervención en el Foro Latibex. Apoyado en distintos estudios corporativos, ha apuntado que la internacionalización es garantía de mejoras en productividad y, por extensión, de desarrollo sostenible. Es así que ha destacado la importancia de la proliferación de las conocidas como multilatinas para evitar el ciclo económico a saltos, “por oleadas”, que dibujan los registros macro de América Latina.

De nuevo, como apuntaba Iglesias, el académico ha apuntado hacia la necesidad de una política económica “más ortodoxa en estabilidad y apertura” en los países del subcontinente. Así ha criticado que haya países que en los últimos tiempos hayan avanzado en sentido contrario en lugar de apostar por la integración en alianzas de libre comercio.

Ríos ha defendido que, en cualquier caso, aunque según ciertos informes “parece que América Latina está en el apocalipsis”, la realidad es que “todo el mundo está mal” y con las excepciones de Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela, las economías de la región siguen creciendo y a un ritmo considerable, como en el caso de México.

Ha sido Iglesias el que ha destacado que la percepción del freno en Latinoamérica ha podido ser mayor que lo que dicen las cifras por la solvencia con la que hasta ahora había logrado encarar la actual crisis global. Así ha subrayado que China ha sido el verdadero protagonista de esta historia, primero como comprador, luego como vendedor -aunque por el camino haya supuesto cierta desindustrialización de la orilla sureste del Pacífico- y por último como prestamista. Una situación que ha despertado a la región de los tiempos en los que se llegaron a acumular 800.000 millones de dólares en reservas, una cantidad que el secretario iberoamericano ha calificado como “cifra de Walt Disney”.

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