El interés de Estados Unidos por los recursos minerales estratégicos de Brasil vuelve a tomar protagonismo, justo cuando las tensiones comerciales entre ambos países amenazan con escalar. En medio de las gestiones para evitar que entren en vigor nuevos aranceles del 50% impuestos por Donald Trump, la embajada estadounidense en Brasilia ha intensificado el diálogo con actores clave del sector minero brasileño, poniendo sobre la mesa una lista de minerales que considera críticos para su industria.
Washington quiere minerales clave en manos de Brasil
Durante una reunión celebrada esta semana, el encargado de negocios de la embajada de EEUU en Brasil, Gabriel Escobar, trasladó directamente al presidente del Instituto Brasileño de Minería (Ibram), Raul Jungmann, el interés de su país en acceder a los llamados minerales críticos estratégicos.
Según ha confirmado el propio Jungmann al diario O Globo, se dejó claro que cualquier decisión al respecto corresponde exclusivamente al Gobierno brasileño. No obstante, la señal diplomática evidencia una presión creciente de Washington para diversificar sus fuentes de materias primas frente a China.
En la lista de 51 minerales que interesan a EEUU destacan recursos de los que Brasil dispone en abundancia, como el litio, el cobre, el silicio y las tierras raras.
El vicepresidente brasileño y ministro de Comercio e Industria, Geraldo Alckmin, fue informado del contenido de la reunión. Alckmin lidera los contactos con Washington en un intento de evitar que los nuevos aranceles del 50% a las importaciones brasileñas entren en vigor el 1 de agosto.
China, el mayor comprador, también está en juego
Brasil exportó en 2024 más de 400 millones de toneladas de minerales, por un valor estimado de 43.400 millones de dólares. De ese total, el 24% fue a parar a China, lo que convierte al país asiático en el principal comprador de los recursos minerales brasileños.
Este dato no pasa desapercibido en la estrategia de EEUU, que busca reducir su dependencia de China en el suministro de minerales esenciales para la industria tecnológica, la transición energética y la defensa.
La pugna entre las dos mayores economías del planeta por el acceso a recursos estratégicos podría convertir a Brasil en un terreno clave de disputa geoeconómica, en momentos en que el país sudamericano intenta mantener su autonomía comercial y política.