Según se desprende de las actas publicadas por el banco tras la última reunión de política monetaria celebrada la semana pasada –en la que el organismo decidió por quinta ocasión consecutiva mantener sin variaciones los tipos de interés en el 13,75%–, la institución presidida por Roberto Campos Neto está «alerta» ante el deterioro de las perspectivas de inflación y crecimiento económico, así como la continuidad de los riesgos y la incertidumbre a nivel internacional.
Sobre esta última cuestión, el banco central ha matizado que los desafíos para la economía brasileña se sitúan «al alza», destacando una «mayor» persistencia de las presiones inflacionarias globales, el estancamiento de la inflación en el sector servicios o la incertidumbre sobre el futuro marco fiscal del país, que se ha «acentuado» en las últimas semanas.
«Teniendo en cuenta los escenarios, el balance de riesgos y la amplia información disponible, el Comité decidió mantener la tasa de política monetaria en el 13,75% como respuesta», recoge el acta divulgada este martes.
Así, para el banco no es solo «apropiado» mantener los tipos en este nivel, sino que podría llegar a ser insuficiente y, en consecuencia, permanecerá «atento» al futuro escenario, en el que no titubeará en caso de ser necesaria una nueva subida de tipos. En este contexto, cabe señalar que las proyecciones de inflación del banco son de 5,6% en 2023 (cerró el año 2022 en el 5,9%) y del 3,4% para 2024.
CHOQUE CON EL PRESIDENTE DE BRASIL
La posición del Banco Central de Brasil en materia de política monetaria choca frontalmente con la del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien ya ha argumentado en varias ocasiones en la última semana que el elevado nivel de los tipos de interés impide el crecimiento del país.
Para el mandatario brasileño, es una «vergüenza» la justificación que ha dado el organismo central para mantener estos niveles, ya que, a su juicio, Brasil sufre una inflación que no obedece a factores de demanda.