El nuevo mandatario, afirma la fundación en una de sus ‘anotaciones’, “no ha tardado en cumplir con lo que parece haberse convertido en un ritual obligado de la nueva y viejísima izquierda populista iberoamericana”, que no es otro que el de “agraviar al Rey de España”.
En su opinión, las declaraciones en las que tachó de “bien inaceptable” el retraso de la comitiva del monarca español son “entre malintencionadas e infantiles”. “Boric, comunista elevado a la presidencia de Chile desde el activismo callejero con el impulso de la escasa destreza política y estratégica demostrada por el centroderecha de ese país, de momento, pone en evidencia su descortesía hacia un invitado que con su presencia contribuyó a la proyección de su estreno”, afirma FAES.
La fundación del expresidente del Gobierno español recuerda que la Casa del Rey ha explicado que Felipe VI y su comitiva “cumplieron escrupulosamente con el horario establecido en el programa y fue la ordenación de los movimientos de las diversas caravanas oficiales a cargo de la gendarmería lo que determinó la acumulación de mandatarios en Valparaíso, sede del Congreso chileno, y los consiguientes retrasos”.
“Pensar que un trayecto de 120 kilómetros como los que separan Santiago de Valparaíso, con decenas de caravanas, pueden manejarse con la precisión de un trayecto urbano es desconocer lo que conlleva la organización de este tipo de acontecimientos”, señala en el mencionado comunicado.
Dicho esto, FAES destaca que el monarca acudía a esta cita acompañado de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y de la titular de Igualdad, Irene Montero. “La presencia de ambas solo destacó por sus efusivos abrazos de colegueo de bar a Boric y su equipo”, sostiene.
“Sin duda”, considera, “celebraban que la izquierda iberoamericana haya sumado a Chile a sus últimas adquisiciones electorales”. “Los que sin el más mínimo sentido crítico derraman expectativas casi milagrosas en lo que Boric puede dar de sí, con el permiso de la Constituyente, no aportan más que argumentos ideológicos para apoyar tales esperanzas”, advierte. Según concluye, “tratándose de la izquierda, ni su fracaso en Iberoamérica ni la inmunidad política que le prestan sus parientes europeos son ninguna novedad”.