Fin ambicioso, sin dudas; pero necesario. Es más, urgente
El mundo no ha acertado en lograr y sostener el ideal que motivó desde Dracón –hace más de veinte siglos- hasta la adversa lucha por un mundo libre y realizado en este siglo de “Transiciones Retrógradas”.
Eso, poco tiempo después del “fin de la historia” de Fukuyama
Son muchos siglos de “mala historia” hasta el “Siglo de Oro” de la democracia y el mercado, para luego involucionar a formas perversas de democracia, autocracias, carismas, clanes; etc. Como dicho, “Transiciones Retrógradas” dominando la escena.
El actual proceso dominante lleva a la necesidad de un modelo general
De eso se trata: de un dispositivo conceptual y práctico que recoja la amplitud de la problemática y la respuesta -también amplia- necesaria: como planteado por Ashby en su ley: “Solo la complejidad controla la complejidad”.
Ese modelo –apropiado ante el reto actual- debe ser popularizado
La primera y principal resistencia provendrá del sistema político. El salto conceptual es grande: la política no es el asunto de los políticos, sino de la exigencia general -a todos- de progreso y estabilidad.
Por ello, no bastan los ámbitos académicos e institucionales. Importa la gente
Eso explica este canal de conexión con el gran público. Una iniciativa dirigida a su arraigo como nuevo modo de la política debe anclarse en los agentes diversos para una deseable participación.
Es un estadio posterior de la iniciativa: la “Democracia Profesional”
Nuestro programa de trabajo considera un proceso de gobierno en el cual participan, bajo un método altamente estructurado, los ciudadanos, los políticos, los técnicos estatales y gubernamentales y la burocracia operativa.
No estamos “jugando carritos”, como decimos en nuestro país
No es solo una alta exigencia para la producción de bienes públicos. También la garantía de mantenimiento de las prestaciones y la facilitación de los otros sectores ligados al bienestar. Trabajamos para resultados generales permanentes.