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La Cumbre de Foz de Iguazú, que ha esquivado varios problemas, puede convertirse en histórica para el Mercosur

Mercosur se hace mayor

La Cumbre de Foz de Iguazú, que se ha celebrado los días 16 y 17 en Brasil, será recordada por algunas cuestiones clave que pueden marcar su propia naturaleza. Además de ser la última a la que acudirá Luis Inazio Lula da Silva como presidente brasileño, el pasado jueves, los estados miembros dieron paso a la inclusión de Cuba en la reuniones, un gesto simbólico encaminado a su integración plena como país asociado. Sin embargo, la pretensión de imitar a la Unión Europea (UE) y ahondar en los vínculos sociales, parece la noticia que debe tenerse más en cuenta. La Cumbre de Foz de Iguazú, que se ha celebrado los días 16 y 17 en Brasil, será recordada por algunas cuestiones clave que pueden marcar su propia naturaleza. Además de ser la última a la que acudirá Luis Inazio Lula da Silva como presidente brasileño, el pasado jueves, los estados miembros dieron paso a la inclusión de Cuba en la reuniones, un gesto simbólico encaminado a su integración plena como país asociado. Sin embargo, la pretensión de imitar a la Unión Europea (UE) y ahondar en los vínculos sociales, parece la noticia que debe tenerse más en cuenta.

La celebración de la Cumbre de Foz de Iguazú, Brasil, tenía todos los visos de convertirse en un fiasco que ha ido enderezándose paulatinamente. El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, amenazó con lo participar en las reuniones en protesta por el bloqueo al que sindicalistas portuarios argentinos estaban sometiendo a los barcos paraguayos que intentaban acceder a los desembarcaderos de Argentina. Sin duda, la resolución, al menos temporal, de la crisis, vino a enderezar la situación.

Con la confirmación de su presencia en la Cumbre, donde recibía de manos de Lula da Silva, mandatario brasileño, la presidencia del Mercado del Sur, los objetivos se fijaban en la posible reunión que mantendrían Evo Morales y Sebastián Piñera, presidente de Bolivia y Chile. La eterna agenda entre ambos países, la salida al mar de Bolivia, tema que mantiene en suspenso la relación entre ambos países desde los años 60, debía representar otro hito histórico en la política latinoamericana.

Pero la buena salud, pese a altercados puntuales, del Mercosur, es sin duda la mejor noticia de la Cumbre. Según los últimos datos económicos aportados, las exportaciones de los países del Mercado del Sur alcanzarán los 230.000 millones dólares (172.587 millones de euros) este año, un 24% más que en 2009. Sus vínculos con China y los países asiáticos, así como su menor dependencia de la economía de EEUU, parece uno de los motivos, pero la capacidad de venta de materias primas, un mercado que mantendrá su buena salud durante algunos años, es el verdadero impulsor de los buenos resultados.

En base a estos datos, al beneficio que la negociación como bloque parece haber reportado a los países miembros, el Mercosur se ha convertido en una referencia para sus países vecinos. En la actualidad, Venezuela se encuentra en proceso de entrada como país de pleno derecho en el mecanismo. A falta de que el Parlamento paraguayo de su beneplácito, algo que no parece sencillo, el país gobernado por Hugo Chavez hará efectiva este año su retirada de la Comunidad Andina de Naciones para centrarse en el comercio con sus hermanos del Cono Sur.

Pero Venezuela no es el único país que ha visto en su comunión con el Mercosur una oportunidad para mejorar sus resultados económicos. Los ministros de Exteriores de los países de pleno derecho, Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil, acordaron el jueves facilitar a Cuba la participación en las reuniones que realizan. Según confirmaba el ministro brasileño, Celso Amorím, este es un “paso simbólico para su integración plena”.

Amorim aclaró que el acuerdo alcanzado no convierte por el momento a Cuba en miembro asociado, estatus que tienen Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, países que ya participan de los beneficios de comerciar con un mercado de grandes dimensiones como Mercosur.

La delegación brasileña también quiso resaltar cual debe ser el siguiente paso. Antonio Simoes, subsecretario general del Ministerio de Exteriores brasileña para América del Sur, Central y el Caribe, recordó que la pretensión del Mercosur consiste en que «en los próximos diez años queremos avanzar mucho, pero no podemos avanzar solo en el área económico y comercial, eso no es deseable ni es sustentable». De sus palabras se interpreta que la pretensión de Brasil es incluir en las discusiones una mayor vinculación en materia social.

Bajo esta premisa, los presidentes esperan aprobar un plan a 10 años para crear un «estatuto de ciudadanía» del Mercosur, con el que se pretende vincular a las poblaciones sudamericanas con el bloque, al estilo de lo que ocurre en la Unión Europea, el esquema de integración más avanzado del mundo. Las dificultades por las que está pasando la UE podrían crear dudas sobre la creación de una moneda común, una discusión que no se ha realizado aun en el Mercado del Sur.

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