Las elecciones parlamentarias de Venezuela, un «fraude» a ojos de la oposición, tendrán como réplica una consulta semipresencial a la que Juan Guaidó se agarra para poder conservar su legitimidad como ‘presidente encargado‘. Organizada de forma semipresencial, aspira a movilizar a los detractores del chavismo tras una etapa en la que se ha cuestionado incluso el liderazgo del propio Guaidó.
La Asamblea Nacional, encabezada por Guaidó y dominada por la oposición desde hace cinco años –aunque sin poder fáctico por ser declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia–, tiene mandato hasta el 5 de enero de 2021. El Gobierno de Nicolás Maduro ha convocado para este domingo las elecciones que renovarán dicho órgano, pero sin la presencia de los principales partidos de la oposición.
«El régimen ha venido progresivamente usurpando funciones de la Asamblea Nacional», denuncia el representante de Guaidó en España, Antonio Ecarri, que en una entrevista a Europa Press ha desglosado una lista de agravios que empiezan por la inhabilitación de tres diputados y concluyen por la designación por parte del TSJ de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE).
El «fraude» del 6 de diciembre no deja más salida que la «continuidad de la Asamblea actual», en palabras de Ecarri, que ve en la consulta un elemento para dotar de legitimidad esta prórroga. La votación tendrá lugar del 5 al 12 de diciembre, aunque solo el último día será de forma presencial, y en ella se podrá participar tanto dentro como fuera del país, con el único requisito de ser poseedor de un documento de identidad, aunque esté vencido.
La oposición sostiene que su consulta cumplirá todas las garantías y ha invitado a observadores internacionales para que den su aval, incluso a representantes europeos. Espera una participación multitudinaria — «una participación superior» a los más de siete millones obtenidos en una cita anterior–, en la misma medida en que prevé que las elecciones convocadas por Maduro evidencien la pérdida de apoyo del Gobierno.
Ecarri vaticina una abstención en dichos comicios «por encima del 80 por ciento», así como «calles vacías» que, no obstante, serían contrarrestadas por «colas organizadas» para dar una falsa «sensación» de movilización ciudadana. Tampoco descarta un «intento de sabotaje» de la consulta por parte de grupos afines al chavismo.
Guaidó ha recorrido en estas últimas semanas distintos puntos de Veneuela en busca de esta movilización, bajo el mensaje de que rechazar el fraude pasa por estar «unidos y movilizados», de tal forma que el 6 de diciembre los seguidores chavistas «se queden solos», como ha enfatizado en sus redes sociales. En la oposición cunde el optimismo sobre un segundo despertar social.
PREGUNTAS
Los venezolanos deberán contestar con un ‘sí’ o un ‘no’ a las preguntas planteadas por la oposición, en las que se recurre al lenguaje que Guaidó viene utilizando desde el 23 de enero de 2019, cuando se autoproclamó ‘presidente encargado’ de Venezuela y fue reconocido por más de medio centenar de países, entre ellos España.
La primera pregunta plantea a los ciudadanos si quieren «el cese de la usurpación de la Presidencia» y elecciones presidenciales y parlamentarias «libres, justas y verificables». En segundo lugar, plantea si se rechaza «el evento» del 6 de diciembre y se reclama a la comunidad internacional su «desconocimiento».
Por último, la oposición quiere saber si es necesario que la comunidad internacional active su «cooperación, acompañamiento y asistencia» para «rescatar» la democracia y «proteger al pueblo de los crímenes de lesa Humanidad», en alusión indirecta a un reciente informe publicado por investigadores de la ONU y que señala a Maduro y otros altos cargos.
Guaidó, con Estados Unidos como principal valedor, ha hecho campaña en favor de un «gobierno de emergencia nacional», paso previo a la convocatoria de nuevas elecciones que permitan renovar las principales instituciones del país. Maduro ha descartado por ahora cualquier concesión en este sentido y denuncia en cambio un complot para expulsarlo del poder.
SIN GESTOS DE «SOLIDARIDAD» DE PODEMOS CON MADURO
La vertiente internacional es la principal baza que tiene Guaidó para seguir teniendo opciones, si bien los países que le reconocen lo hacen en virtud de su condición de presidente de la Asamblea Nacional. Por tanto, los gobiernos aliados deberían no solo repudiar los comicios organizados por el chavismo, sino también asumir la tesis de que el actual Parlamento puede seguir en funciones.
Así lo espera el representante de Guaidó en España, quien entiende que «al haber elecciones fraudulentas se mantiene la Asamblea». La clave pasa, a su juicio, por «seguir presionado», optando por «sanciones individuales a los personajes del régimen que han traficado y siguen traficando con las riquezas» de Venezuela, un país que describe ya como un «Estado fallido».
Ecarri se muestra «convencido» de que esta «posición inalterable de solidaridad» llegará por parte de España, al recordar la «tradición» del PSOE y su vinculación histórica con «partidos democráticos» venezolanos. También percibe apoyo de los partidos opositores españoles e incluso en Unidas Podemos apunta que no ha habido «manifestaciones de solidaridad en estos últimos tiempos» con el régimen de Maduro.
En este sentido, Ecarri no teme que Unidas Podemos pueda influir en alguna medida en el Gobierno de coalición, ya que asegura que desde el PSOE les han dejado claro que las líneas de política internacional dentro del Gobierno las fijan los socialistas. El representante de Guaidó no descarta hablar con el partido de Pablo Iglesias: «No tenemos problema en conversar con quien sea».
«No es un problema ideológico, es un problema entre democracia y dictadura», insiste Ecarri, en cuya opinión son precisamente gobiernos como el venezolano los que más daño hacen a la izquierda democrática, comparándolo incluso con la dictadura de Pol Pot en Camboya. «Dicen ser socialistas y de socialistas no tienen nada, son un régimen corrupto», ha apostillado.
«LA REPRESIÓN ES PERMANENTE»
Ecarri sostiene que llegan a esta consulta porque no hay «alternativa». «Tenemos que seguir luchando a conciencia del riesgo que significa enfrentarnos a un fraude monumental», alega, asumiendo también que puede reactivarse la persecución de la oposición en Venezuela porque «la represión es permanente».
Sin embargo, enfatiza que el de Maduro es «un gobierno que no tiene futuro» y sostiene que, pese a la diferencia de posturas evidenciada en el seno de la oposición, «hay unidad» en los temas esenciales. «No puede haber términos medios. O se está con la dictadura o se está con la democracia», apostilla.
El representante de Guaidó en España ve normal que haya debate en el «sector democrático», habida cuenta de que «no hay un jefe único, un solo dedo que marque las líneas» a seguir. En este sentido, cree que movimientos como los de Henrique Capriles, que tanteó al igual que la UE un aplazamiento electoral, demuestran que es «muy difícil» que Maduro ceda.
Ante esta situación, agrega, solo queda la presión política y económica. «Si las democracias se ponen serias contra Maduro, esa dictadura cae», sostiene Ecarri, quien no teme el desgaste político y social de la oposición que encabeza Guaidó tras más de año y medio sin avances prácticos. «Los regímenes dictatoriales caen cuando nadie lo espera», sentencia.