Son pocos los jugadores como él. El forward uruguayo Rodrigo Capo Ortega superó a sus 38 años una barrera simbólica, los 400 partidos oficiales con Castres, único club del fiel guerrero charrúa.
Tras llegar a Francia con 21 años, se convirtió contra el equipo inglés Worcester en cuatro veces centenario. De su Uruguay natal a los dos títulos del Top 14 ganados en 2013 y 2018, han transcurrido 18 temporadas, antes de su potencial 401 partido el sábado en la décima jornada del campeonato francés en La Rochelle.
El trampolín de Millau
Al principio fue el SO Millau Aveyron. Nacido en Montevideo y jugador del Carrasco Polo Club, Capo Ortega fue descubierto por el club de Fédérale 1, equivalente a tercera división, que le hizo venir como joker, con 21 años. Un uruguayo en Francia, algo inédito hasta entonces.
Aunque seguido por Grenoble, Narbonne y Béziers, aterrizó finalmente en Castres, donde el fullback Ugo Mola, ahora mánager de Toulouse, le dio una cálida bienvenida en el estadio Pierre-Fabre.
Dos partidos con el equipo B y Christophe Urios, entrenador de los forwards, lo colocó por primera vez como tercera línea contra Grenoble. «No había jugado en ese puesto en mi vida», recuerda el uruguayo.
Antes del partido, Mauricio Reggiardo (pilar y después su entrenador), así como Mola habían dicho a sus compañeros: ‘Es el primer partido de Rodrigo. Vamos todos a ayudarlo’. Una quincena de tackles más tarde, la carrera de esta montaña de 120 kilos que se siente cómodo en los rucks estaba lanzada.
A la hora de un balance en cifras, Capo Ortega, 350 partidos y 23 tries en el Top 14, quedan sus dos títulos de campeón. Dos cimas en su carrera. El primero en 2013, frente a Toulon, el segundo en 2018, contra Montpellier, con el placer suplementario de ser capitán.
Pero el uruguayo (40 partidos internacionales) tiene otro gran recuerdo, que sale del fondo de su corazón: una victoria decisiva en Grenoble (16-12), cuando el club estaba amenazado de descenso (2015-2016). «Fue un momento muy fuerte».
Fair-play, su única expulsión (además de sus 23 amonestaciones), contra Bourgoin (2003-2004), sigue «grabada» en su memoria. «Golpeé a un rival y su nariz se fue hacia un lado…».
Castres, la ciudad de sus sueños
Al lado de los títulos y de los tries, el uruguayo retiene una decepción: la anulación de la visita de su padre a Francia, que todavía no le había visto jugar y que debía asistir a una fase final. La culpa la tuvo una derrota en Perpignan en el partido decisivo para la clasificación. «Me quedé terriblemente decepcionado».
Capo Ortega, que descubrió el rugby a los ocho años en la escuela inglesa de Montevideo (Erwy School) se adaptó perfectamente a su nueva ciudad, Castres.
«Esta ciudad me ha dado todo. He podido cumplir mi sueño: ser jugador profesional. Acá he encontrado a mi mujer y he tenido a mis dos hijos».
En el terreno también ha tejido lazos, asociado por ejemplo a 23 segundas líneas: de Joe Tekori a Richie Gray, pasando por Lionel Nallet, Loïc Jacquet, Pascal Papé o Colin Gaston.
Récord en punto de mira
Pero si hubiera que retener a un solo compañero, sería «sin duda Chris Masoe», tercera línea neozelandés (en el Castres entre 2008 y 2012), «el jugador que más me ha impresionado. Bueno físicamente, técnicamente, verdaderamente completo».
Y porque también están los rivales, su preferido es el segunda o tercera línea canadiense Jamie Cudmore (Clermont 2005-2016): «Era duro luchar con él, todo el tiempo nos estábamos peleando».
¿Cuál es el futuro ahora de alguien que ha conocido doce equipos técnicos en 18 años? Ugo Mola ve en él un futuro entrenador. Mientras tanto, si juega el sábado su partido 351 en el Top 14, estará un poco más cerca del récord de encuentros en el Campeonato de Francia, fijado en 387 por Thibaut Privat, exjugador del Nimes, Beziers, Clermont, Montpellier y Lyon.