Naciones Unidas ha considerado «fundamental» que las autoridades y la sociedad colombianas encuentren «formas de detener la violencia» para consolidar los avances logrados con el acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Solo este año se han registrado al menos 42 masacres y medio centenar de asesinatos de líderes sociales y activistas.
El jefe de la Misión de Verificación de la ONU, Carlos Ruiz Massieu, ha advertido ante el Consejo de Seguridad de que «las recientes masacres son un doloroso recordatorio de cómo civiles inocentes, incluidos jóvenes, son víctimas» de grupos armados, algunos de ellos disidentes de las FARC críticos con el acuerdo de paz.
Por este motivo, durante la presentación del informe del secretario general de la ONU, António Guterres, ha considerado que «sigue siendo necesario finalizar e implementar la política pública para el desmantelamiento de los grupos armados ilegales, organizaciones criminales y sus redes de apoyo».
Los crímenes se concentran en zonas con escasa presencia estatal, altos niveles de pobreza, economías sumergidas y disputas entre grupos armados ilegales y organizaciones criminales. Además de las víctimas mortales y heridos, la violencia también se ha traducido en 18.400 desplazamientos colectivos y 19.000 individuales, en su mayoría en los departamentos de Nariño, Chocó, Antioquia y Norte de Santander.
Las violencia afecta, además, a los excombatientes –50 han sido asesinados en lo que va de año, 224 desde la firma del acuerdo de paz–. Massieu cree «esencial» trabajar con las comunidades y diseñando medidas de seguridad «eficaces», así como garantizar una rendición de cuentas que debería llegar a los «autores intelectuales».
«Quiero reiterar las necesidades de más de 9.000 excombatientes que viven fuera de los Espacios de Reincorporación. Confío en que el Gobierno y las FARC acuerden un enfoque conjunto sobre la forma de prestar el apoyo adecuado», ha apuntado el responsable de la misión internacional.
En este sentido, ha subrayado que en cuatro años «ha habido logros innegables», pero «aún quedan retos». Massieu ha apelado al «compromiso constante» de las parte con la implantación del acuerdo de paz, así como a la «participación activa de entidades y sociedad civil», para garantizar nuevos logros y «que estos sean sostenibles».