El Gobierno de Bolivia ha advertido este viernes de que «de nada va a servir» el esfuerzo sanitario que se haga si continúan las marchas alentadas por el Movimiento Al Socialismo (MAS) del ex presidente Evo Morales contra el cambio de fecha de las elecciones generales.
«De nada va a servir que ampliemos la capacidad instalada, si la población sigue en marchas y huelgas no respetando las normas y restricciones que se tienen que cumplir para evitar que la propagación sea masiva», ha dicho el jefe de Epidemiología del Ministerio de Sanidad, Virgilio Prieto, en una entrevista concedida a Red Uno que recoge ABI.
Prieto se ha referido a las movilizaciones de organizaciones afines al MAS contra la decisión del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de retrasar las elecciones presidenciales y parlamentarias del 6 de septiembre al 18 de octubre.
El MAS de Morales y el Gobierno interino de Jeanine Áñez mantienen un pulso por la cita con las urnas, ya que la oposición aboga por celebrarla cuanto antes y el oficialismo prefiere postergarla.
Los simpatizantes de Morales, encabezados por la Central Obrera Boliviana (COB), han accedido a dialogar pero han mantenido las marchas convocadas, tras la reunión que mantuvieron el jueves con el TSE.
De hecho, este viernes se les ha sumado la organización campesina de la Gran Chiquitania, que han anunciado que el lunes se sumarán a las manifestaciones. «Estamos pidiendo que el órgano electoral se retracte y las elecciones se lleven a cabo el 6 de septiembre», ha dicho su secretario ejecutivo, Roberto Carlos Arias, citado por ‘El Deber’.
CRISIS POLÍTICA
La actual crisis política en Bolivia estalló con las pasadas elecciones del 20 de octubre. La oposición denunció un fraude electoral por parte de Morales que vino a ser confirmado por la Organización de Estados Americanos (OEA) al detectar «irregularidades».
Morales dimitió y se exilió –primero a México y luego a Argentina–, dando lugar a una ola de disturbios que se saldó con más de 30 muertos en enfrentamientos entre partidarios y detractores suyos y con las fuerzas de seguridad.
Los partidos acordaron repetir las elecciones el 3 de mayo pero tuvieron que ser aplazadas por el coronavirus. Ante la imposibilidad de fijar una nueva fecha, el Congreso –controlado por el MAS– señaló el 6 de septiembre, algo aceptado por el TSE, aunque no tanto por Áñez, que insistía en aplazar aún más los comicios.
Tanto el TSE como el Gobierno de Áñez temen que la votación coincida con el «pico» de la pandemia en Bolivia, que se espera en los próximos meses, si bien el MAS denuncia una táctica del nuevo oficialismo para impedir que su candidato, Luis Arce, favorito en las encuestas antes de la crisis sanitaria, gane las elecciones presidenciales.
MÁS DE 75.000 CONTAGIOS
En las últimas horas, el Ministerio de Salud ha contabilizado 1.700 nuevos casos y otros 86 decesos, lo que eleva el balance de la pandemia de coronavirus en Bolivia a 75.234 personas contagiadas y 2.894 fallecidas.
Las regiones más afectadas siguen siendo Santa Cruz, con 33.990 contagios, La Paz (15.595), Cochabamba (8.582), Beni (5.376), Tarija (3.779) y Oruro (3.073), mientras que Pando, Potosí y Chuquisaca se sitúan entre los 1.000 y los 2.000 casos.
La preocupación de las autoridades bolivianas se centra en La Paz y en Cochabamba porque es allí donde han empezado a aumentar los contagios de «forma acelerada», de acuerdo con Prieto.
En este contexto, el director del Servicio Departamental de Salud (SEDES), Ramiro Narváez, ha anunciado que el 6 de agosto se hará un «rastrillaje masivo» en las ciudades de La Paz y El Alto, ambas en el departamento de La Paz, para detectar a tiempo los nuevos casos.
«Este es un momento en el que todos deben participar», ha pedido Narváez. «Ya no es un tema de obligatoriedad, es un tema de conciencia de la gente, tenemos que dejarnos de la política, tenemos que dejarnos de mezquindades y tenemos que acabar todos juntos», ha reclamado.