Durante su investidura como presidente de Colombia por segunda vez, Juan Manuel Santos prometió que conseguiría un país pacífico. Lo hizo frente al rey don Juan Carlos y a diez jefes de Estado, delegaciones de 74 países y más de 2.000 invitados. Durante su investidura como presidente de Colombia por segunda vez, Juan Manuel Santos prometió que conseguiría un país pacífico. Lo hizo frente al rey don Juan Carlos y a diez jefes de Estado, delegaciones de 74 países y más de 2.000 invitados.
Así lo hizo en la ceremonia de su posesión en la Plaza Núñez, junto al palacio presidencial en la que para muchos es la segunda oportunidad con la que cuenta Santos para convencer a los colombianos de que la solución negociada es la mejor salida para conseguir la paz con las Farc.
En esa negociación, recuerdan en el diario español El País, Santos ha (prácticamente) hipotecado su capital político y en el país se ha producido una división sin precedentes en la historia reciente de un país que, al margen de su guerra interna, vive un boyante momento económico.
De hecho, el país llegó a crecer en 2013 un 4,3%, aunque él ha insistido en su discurso de investidura en hacer causa común para consolidar la paz. “Creo firmemente que Colombia debe trazarse hoy una meta con la que todos nos podamos comprometer. ¿Y cuál es esa meta? Un país en paz total, un país con equidad, y el más educado de toda la región”, ha asegurado.
No es de extrañar, por consiguiente, que el primer pilar de su nuevo Gobierno sea la paz y que haya prometido que el proceso de negociación seguirá siendo “sólido y responsable”.
Así, también ha recordado que ya se han llegado a acuerdos con las Farc en tres de los seis puntos de la agenda de la negociación (desarrollo agrario, participación en política y narcotráfico) y que pronto iniciarán las discusiones sobre cómo se repararán a las más de seis millones de víctimas que ha dejado medio siglo de conflicto.
En cualquier caso, a pesar de los avances, ha insistido en que los guerrilleros ponen en riesgo los diálogos de la paz por sus “contradictorios actos de violencia” y les ha pedido que saquen al personal civil de las zonas donde llevan a cabo sus acciones violentas.
En cualquier caso, y a pesar de sus promesas, el mandatario ha aprovechado su intervención para señalar que aún queda la etapa más difícil del proceso de paz: la recta final.