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La presidenta argentina alza contra el nuevo Papa a las organizaciones argentinas de Derechos Humanos

Cristina no quiere a Francisco

A Cristina Fernández de Kirchner no le hizo demasiada gracia, a juzgar por las informaciones publicadas esta semana en la prensa argentina, la elección de Jorge Bergoglio como el nuevo Sumo Pontífice. Amparadas tras su mala cara, varias organizaciones de Derechos Humanos han criticado la relación que tuvo el jesuita con la dictadura argentina. A Cristina Fernández de Kirchner no le hizo demasiada gracia, a juzgar por las informaciones publicadas esta semana en la prensa argentina, la elección de Jorge Bergoglio como el nuevo Sumo Pontífice. Amparadas tras su mala cara, varias organizaciones de Derechos Humanos han criticado la relación que tuvo el jesuita con la dictadura argentina.

«Al principio pensábamos que era una broma», ha explicado a los periodistas Graciela Lois, de Familiares, una organización que representa a los parientes de gente que desapareció durante la dictadura militar que gestionó el país entre los años 1976 y 1983.

En aquel período desaparecieron miles de ciudadanos argentinos, supuestos opositores del Gobierno. Bergoglio era por aquel entonces jefe de la orden de los Jesuitas en el país.

Hasta el momento la acusación más directa de todas las que ha tenido que enfrentar el nuevo Papa se refiere a Francisco Jalics y Orlando Yorio, dos curas jesuitas que fueron detenidos en 1976.

Poco después ambos sacerdotes fueron torturados en una cárcel del Gobierno, tras prescribir sobre ellos la protección de Bergoglio. El diario Página 12, afín al Gobierno de Cristina Fernández, publicaba el día después de su elección como Papa la carta de un familiar de estos curas criticando la decisión del cónclave vaticano.

Carlos Pisoni, de la asociación HIJOS, que continúa buscando el paradero de varios cientos de desaparecidos durante los años de la dictadura, asegura que Bergoglio colaboró de forma activa con los militares, pasándoles información de posibles opositores.

En los últimos años, afirman estas organizaciones, Bergoglio ha sido requerido por la Justicia argentina en diversas ocasiones para figurar como testigo sobre algunos casos de desaparecidos. Pisoni, de HIJOS, asegura que nunca ha adoptado un rol demasiado convincente durante estas investigaciones.

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