La Fiscalía de Río de Janeiro ha presentado este lunes una denuncia contra el senador Flávio Bolsonaro, uno de los hijos del presidente, Jair Bolsonaro, por varios delitos, entre ellos el de malversación de fondos y lavado de dinero.
Las autoridades fiscales del estado carioca han acusado a Flávio Bolsonaro de liderar una red de ‘rachadinhas’, una trama en la que los asesores de manera irregular dan parte de su salario público a sus superiores, durante su etapa como diputado en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro entre 2003 y 2019.
En ella, también habría participado un amigo íntimo de la familia Bolsonaro, Fabrício Queiroz, policía militar en la reserva y que ejerció de asesor del hijo del presidente brasileño en la Asamblea carioca.
La Fiscalía ha denunciado que Flávio habría utilizado al menos 2,7 millones de reales (410.000 euros) en efectivo en la trama de las ‘rachadinhas’, en la cual los asesores nombrados por el hijo del presidente brasileño devolvían parte de su salario a Queiroz, considerado el operador de la organización.
Algunos de estos asesores nunca llegaron a trabajar en la Asamblea de Río de Janeiro y son considerados por la Fiscalía como «trabajadores fantasma», cuyos sueldos le eran transferidos a Flávio a través de una chocolatería de la que es dueño, pagos en efectivo y transacciones inmobiliarias.
La investigación comenzó en el año 2103, recuerda el periódico ‘O Globo’, cuando un informe del Consejo de Control de Actividades Financieras (COAF) identificó movimientos bancarios «inusuales» valorados en 1,2 millones de reales (unos 180.000 euros), a las cuentas de Quieroz, por parte de miembros de su familia y de ocho asesores de Flávio.
En su investigación, la Fiscalía cita a 23 antiguos asesores, a los que divide en tres grupos diferentes.
Por un lado, el primero estaría compuesto por trece personas vinculadas a Queiroz, entre amigos y familiares, que habrían depositado durante once años, el 69 por ciento del valor del dinero recibido, unos 2,06 millones de reales (310.000 euros).
El segundo grupo estaba formado por la esposa y la madre de Adriano Nóbrega, antiguo capitán del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) y líder de una milicia paramilitar de una favela de Río de Janeiro, asesinado en febrero. Ambas mujeres transfirieron 400.000 reales (60.500 euros).
Por último, hay otros diez asesores, nueve de los cuales están relacionados con la antigua mujer de Jair Bolsonaro, Ana Cristina Siqueira Valle, y madre de Flávio.
LA ESTRECHA RELACIÓN DE LOS BOLSONARO CON QUEIROZ
Flávio no es el único de la familia Bolsonaro que ha mantenido una estrecha relación bancaria y de amistad con Queiroz, pues el presidente brasileño, además de soler ir a pescar con él, mantuvo una serie de transferencias, cuyo origen todavía no ha sido aclarado.
Hace un mes, cuestionado por el origen del dinero que Queiroz le había transferido a la mujer de Jair Bolsonaro, el presidente brasileño protagonizó una de sus habituales salidas de tono, amenazando al periodista que le hizo la pregunta con «llenarle la boca de puñetazos», no sin antes llamarle «cabrón».
En un primer momento, Bolsonaro alegó al poco de asumir la Jefatura del Estado en diciembre de 2018 que se trataba de una serie de transferencias de 24.000 y 40.000 reales (3.600 y 6.000 euros) de una deuda que Queiroz mantenía con él, después de que el antiguo policía militar estuviera siendo investigado.
Sin embargo, después de que se levantara el secreto bancario contra Queiroz durante esta última investigación, se descubrió que las cantidades transferidas ascendían a los 89.000 reales (13.500 euros).
Bolsonaro nunca ha presentado comprobantes de esas transacciones entre él y Queiroz y cuestionado por ello en diciembre de 2019 por un periodista, el presidente brasileño respondió: «Pregunta a tu madre si el comprobante que le dio a tu padre es correcto.
«¿Usted tiene un comprobante de ese reloj que lleva? No. ¿Lo tiene de sus zapatos, de su coche? Conozco a Queiroz desde 1985 y nunca tuve ningún problema. Él pescaba conmigo, estaba conmigo en Río, andaba con mi hijo. Si él ha cometido alguna estupidez, él responde por sus actos», zanjó por entonces.