El autoproclamado «presidente encargado» de Venezuela, Juan Guaidó, ha insistido este jueves en la creación de un gobierno de emergencia nacional para hacer frente a la crisis sanitaria que supone el coronavirus y ha lamentado que la población de Venezuela ya no sepa «si sobrevivir al hambre o a la pandemia».
En un encuentro telemático organizado por el centro de estudios políticos Atlantic Council, el líder opositor ha alertado de que las cifras dadas por el Gobierno del presidente, Nicolás Maduro, que señalan que hay 288 casos de coronavirus y diez muertos, son «poco creíbles».
«Se está realizando la cantidad de pruebas más baja de toda Latinoamérica», ha aseverado el político, que ha dicho que «se está haciendo uso de la represión» para acallar a los que tratan de dar cifras reales.
«Han detenido a 17 médicos y también a periodistas por informar respecto a la pandemia en Venezuela», ha afirmado antes de manifestar que «se debe desestimar este número de casos y prepararnos para un probable crecimiento teniendo en cuenta que solo el sistema público sanitario venezolano cuenta con 84 respiradores con una población de 27 millones de habitantes».
Así, ha señalado que, sumando los del sistema privado, hay unos 300 respiradores en total, por lo que el sistema de salud se encuentra «colapsado». «Estamos haciendo lo posible por canalizar la ayuda», ha recalcado.
Guaidó ha vuelto así a poner el foco en la crisis humanitaria venezolana, la cual ha calificado de «compleja»: «vivimos una crisis que mantiene a 7 millones de venezolanos en riesgo de muerte y una crisis de refugiados de 5 millones de personas, solamente superada por Siria».
Además, tal y como ha advertido, la situación de más del 50 por ciento de los venezolanos, que «necesitan salir de casa todos los días para poder llevar recursos a sus hogares» a pesar de la pandemia, lo que incluye a médicos y enfermeros, entre otros.
«El primer elemento que atendimos son los trabajadores sanitarios, que están en primera línea de combate (frente al coronavirus)», ha expresado el disidente, que ha insistido en que habría logrado anunciar un «bono directo de 100 dólares para que los sanitarios puedan acceder a sus puestos de trabajo dada la falta de acceso al transporte público y la falta de gasolina».
Sobre la información acerca del virus, Guaidó ha especificado que se ha dispuesto un sistema de «teleconsulta» al que ya han accedido más de 30.000 personas.
«A pesar de que la dictadura bloqueó la línea gratuita para que la gente consultase para intentar disminuir el ya colapsado sistema sanitario, se logró dar una asistencia directa a centenas de personas», ha insistido. «El objetivo era evitar el colapso de las emergencias», ha añadido.
El líder opositor ha vuelto a acusar al Gobierno de «bloquear y eliminar a todos los que intentan ayudar» y ha asegurado que se ha puesto en contacto con Estados Unidos y la Unión Europea para lograr apoyos y conseguir que envíen asistencia al país caribeño.
Para Guaidó, uno de los principales problemas a la hora de frenar el avance del virus en el país reside en que «cerca del 83 por ciento de los hogares no recibe agua de tubería».
«La principal fuente de prevención del virus es de difícil acceso, hay que lavarse las manos», ha aseverado. No obstante, ha hecho hincapié en que se ha llevado a cabo la entrega de más de 6.000 litros de desinfectante con alcohol. «Todo esto no es suficiente dada la crisis (…) pero afortunadamente contamos con gobiernos aliados, como los de (Iván) Duque (Colombia) y (Jair) Bolsonaro (Brasil), que han permitido canalizar ayuda a 35.000 familias», ha explicado.
DONACIONES DE TERCEROS PAÍSES
Sobre las ayudas recibidas por parte de terceros países, Guaidó ha indicado que se han recibido 9 millones de dólares de Estados Unidos y 20 millones de «fondos protegidos».
Asimismo, ha especificado que «uno de los retos respecto a la ayuda humanitaria es superar el bloqueo de la dictadura y lograr un espacio real de asistencia humanitaria, no solo por la pandemia sino por los años de situación humanitaria compleja» en el país.
En relación con la propuesta de Estados Unidos sobre un gobierno de transición en el que no estén Guaidó y Maduro, ha insistido en no pretender «buena fe de alguien que destruyó el sistema de salud y persigue a dirigentes opositores». «Esa oferta no aleja a un dictador», ha apuntado.
En este sentido, ha descrito a Venezuela como un país que no está polarizado sino como un lugar que se encuentra «en lucha, donde los ciudadanos tratan de vivir con dignidad».
Al referirse a la creación de un gobierno de emergencia nacional ha garantizado que este tiene un anclaje constitucional: «no es una propuesta unilateral, deriva de una mediación que se realizó hace más de seis meses y que Maduro, lamentablemente, rechazó».
Por último, ha subrayado la importancia de «ganar de nuevo la confianza del mundo hacia una transición ordenada, especialmente por parte de países que han visto su seguridad amenazada a causa del terrorismo».