El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha defendido este lunes el decreto que emitió el domingo para prorrogar la «emergencia nacional» declarada para combatir la pandemia de coronavirus, que ha vuelto a enfrentar al Gobierno con el Congreso y la Fiscalía.
Bukele anunció el sábado por la noche, a punto de que expirara la «emergencia nacional», una prórroga de 30 días ante el temor a que se produzca un «colapso» del sistema sanitario. En términos legales, se amparó en que podría extender dicho estado porque la Asamblea Nacional no se reunía hasta este lunes.
El mandatario salvadoreño ha querido defender su decisión después de que el Congreso, controlado por la oposición conservadora de ARENA e izquierdista del FMLN hayan anunciado que presentarán una «emergencia nacional» distinta a la del Gobierno.
La Fiscalía, por su parte, ha pedido a la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que emita una cautelar para dejar sin efecto la nueva prórroga porque no ha sido aprobada por el Parlamento, «y eso constituye una usurpación de facultades».
«Haciendo uso de mis facultades de ley y como han hecho todos los anteriores presidentes de El Salvador, decreté el estado de emergencia a partir de este domingo», ha defendido este lunes en Twitter.
Bukele ha avisado a ARENA y FMLN que, en el caso de que consigan aprobar «su propio decreto de emergencia nacional», algo que pueden lograr puesto que ostentan la mayoría parlamentaria, no tendrá «ningún asidero legal».
«Aquí la violación legal sería obvia y sin discusión», ha aseverado, cargando contra la Fiscalía y contra los «leguleyos» que han criticado la prórroga dictada por el Gobierno e instándolos a reaccionar también contra la del Congreso. «¿O a las órdenes de quién responden?», ha planteado.
Bukele ya se topó con la oposición de la Asamblea Nacional cuando declaró la emergencia nacional. Los diputados la terminaron aprobando pero limitando los poderes del Gobierno, por lo que el presidente emitió un decreto que instauraba lo que la prensa local llamó un «régimen de excepción».
El Salvador, con 1.413 casos confirmados y 30 muertos, es uno de los países menos afectados en la región y en el mundo por el coronavirus. Pese a ello, Bukele ha adoptado medidas drásticas, incluida una cuarentena nacional, cuya ejecución ha suscitado denuncias sobre abuso de poder y violaciones de los Derechos Humanos.