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EL NUEVO MODO

Renovación

Mientras el país se desliza a una crisis económica de proporciones nunca conocidas en la historia democrática, frente a lo cual el manirroto régimen ya comienza a perfilar soluciones por la vía de lanzar el costo sobre la población, los dos polos dominantes en las elecciones del domingo pasado participan en un ritual ridículo de pretender victorias electorales que no están en ninguna parte. Mientras el país se desliza a una crisis económica de proporciones nunca conocidas en la historia democrática, frente a lo cual el manirroto régimen ya comienza a perfilar soluciones por la vía de lanzar el costo sobre la población, los dos polos dominantes en las elecciones del domingo pasado participan en un ritual ridículo de pretender victorias electorales que no están en ninguna parte.

En un país en neutro o retroceso, el domingo hubo un evento de resultado también neutro. La política nacional sigue estando en el mismo sitio, o termina favoreciendo al régimen, desde el mismo momento en el cual ya comienza a anular política e institucionalmente buena parte de los triunfos parciales de la alianza partidista “alternativa” (a la oposición oficial venezolana no le gusta que la llamen oposición).

Como perdió la elección del gobierno metropolitano de Caracas, ya creó un ministerio para atenderla y designó como ministro a su candidato perdedor. Como perdió las grandes ciudades, ya planteó que exigirá a sus alcaldes asumir el “Plan de la Patria”, supuesta ley, de clara vocación anticonstitucional y expresión de su plan político, con absoluto irrespeto a competencias y potestades de unos gobiernos autónomos por definición y por historia.

En el plano económico ya se prepara el zarpazo por la vía de los precios y tarifas de servicios públicos, posibles alzas de la presión tributaria, una sensible devaluación, el impuesto inflación y otros ajustes a través de alzas en los ingresos, sin dejar, por el lado del gasto, de importar chatarra bélica rusa y electrodomésticos desechables chinos para los almacenes gubernamentales; se limite el gasto político, propagandístico y geopolítico externo y las ayudas a socios y proxenetas de toda pelambre; se frene el gasto parapresupuestario exento de controles y el derrochador gasto interno en la compra de fidelidades políticas y control social sobre cada vez mayores y distintos sectores sociales. Sin frenar el dispendio oficial, pues.

En ese entorno, tirios y troyanos debaten cuál de las dos mitades del país es la más importante. Si no fuera porque esa discusión discurre entre los dos grandes beneficiarios del desorden nacional, uno diría que no pasa de ser un espectáculo de necios. Pero no: es solo parte de un juego de posiciones dentro del sistema.

En otro lado de la política –o lo que podría serlo- un valiente grupo de venezolanos invocó, un día antes de la elección del domingo –presumo que por un error de cálculo electoral- “el derecho legítimo del pueblo a convocar democráticamente una Asamblea Nacional Constituyente a través de una gran movilización popular, de conformidad con lo establecido en la Constitución (…) para recomponer el acuerdo social de la República”.

La iniciativa, con variantes, la habíamos conversado con al menos dos de los firmantes. Al publicarse, comentamos sus términos concretos con una muy respetable suscriptora. Le manifestamos nuestra intención de trabajar en un exhorto, en el cual, con respaldo a lo principal de sus planteamientos, haríamos referencia a la conveniencia de algunas tareas que replanteen la política opositora nacional después de las elecciones; lo cual, incluiría consideraciones sobre los medios sustantivos que garanticen el deseado cambio político en el país.

El texto de base del exhorto está listo y circulando entre interesados. Su término-clave es renovación. Alude a que “la política opositora nacional debe renovarse. Debe renovarse en contenidos, pero también en sus actitudes, transparencia, modelo de gestión, organización, dirección, estrategia y agenda.”

Contiene seis sugerencias de “contenidos y cambios”. Se pretende con él dar un espaldarazo a la iniciativa de la semana pasada, pero advirtiendo los riesgos del fundamentalismo constituyentista y de la inocencia política. Parte del supuesto implícito de que el actual modelo de gestión política de la “oposición oficial” es un escollo a la iniciativa y a otras similares y que es ineludible el replanteo y adecuación de la acción política.

El exhorto es, en buena medida, un espaldarazo a los miembros y voceros de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que suscribieron la propuesta, los cuales enfrentan el dilema de respaldar una iniciativa expresamente proscrita por el sanedrín “alternativo”. Tendrán que ver como inevitable el replanteo arriba mencionado.

Nuestro deseo es que en el momento de la publicación de este artículo, el Exhorto ya esté en circulación, pero, como planteamiento que recoge diversas opiniones en todo el país, exige su tiempo y corre el riesgo de anularse por el arranque de la época navideña. Si dependiera solo de nosotros, lo haríamos tan pronto como posible. El régimen no descansa ni concede treguas.

Venezuela entra en un desacostumbrado receso de su continuado festín electoral. Es tiempo de enfrentar la realidad. De pasar del festín a la preparación y discusión de contenidos. Ya hay cambios directivos en el aparato político oficialista, imperceptibles para muchos. Debe haberlo también en la oposición. La mora en nuestro campo es prolongada y desvergonzada.

Amigos: llegó el tiempo de trabajar con fuerza la viabilización de los contenidos sustantivos para la recuperación de nuestro país, que no puede ser sino por la vía de su reinstitucionalización.

* Santiago José Guevara García

(Valencia, Venezuela)

[email protected] / @SJGuevaraG1

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