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El nuevo modo

Ha nacido el Marxismo-Chavismo

Yubisay Mosqueda, de Notitarde, uno de los diarios de mayor circulación nacional, en entrevista al alimón con Eirini González, me pregunta, con exigencia de sencillez, cómo explicar a los sectores populares la declaración de Hugo Chávez sobre su “asunción” del marxismo. Yubisay Mosqueda, de Notitarde, uno de los diarios de mayor circulación nacional, en entrevista al alimón con Eirini González, me pregunta, con exigencia de sencillez, cómo explicar a los sectores populares la declaración de Hugo Chávez sobre su “asunción” del marxismo.

Le respondo con mi mayor esfuerzo de austeridad discursiva: marxismo es comunismo y comunismo es dictadura. No hace falta decir más nada. Reto a quienquiera que sea, que me demuestre lo contrario.

A menos que lo haga un chavólogo, chavómano o chavomercenario. Y miren que los hay; sobre todo, en Europa. Un Ramonet o un Monedero, por ejemplo. En América el asunto es más fácil: en un extremo, se sitúan los que piensan que el personaje es una reencarnación de la Santísima Trinidad (en realidad: tres, cuatro, cinco o más personas en una); en el otro, los que lo enviarían a la cárcel,…o a un psiquiátrico.

Es tan ubérrimo el derrame “intelectual” del personaje, que una categorización como la que asume de lo que hace o va a hacer ahora, es perfectamente posible. Habla tanto y de tantos temas, que cualesquiera trozos, intencionalmente juntados y armados, podrían permitir montar la tesis útil para ubicarlo en el terreno que proclama. O cualquier otro, si es necesario.

Que haya llevado a Venezuela a ser un país aún más rentista de lo que era, y con ello, lo hunda en un escenario precapitalista; que la creación de valor no dependa de la clase trabajadora, que desaparece aceleradamente a favor del parasitismo; que sus principales apoyos políticos sean un exacerbado y envalentonado lumpenproletariado y las fuerzas armadas profesionales; que en lugar del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas, se asista a una involución tanto de las estructuras de mercado como de la producción; que no exista una vanguardia, y etcétera, son asuntos de muy poca monta.

Todos tenemos que entender que el “Marxismo del Siglo XXI” es así. Entiendan, mis amigos europeos, que la historia se mudó al Nuevo Mundo. Para eso se es nuevo. Esa Torre de Babel que llaman Unión Europea es una creación prehistórica respecto al estado revolucionario y transformador que Venezuela propone al mundo de los próximos siglos. Igual, deben comprender que el andamiaje institucional estratificado, segmentado, especializado y armónico creado para la complejidad del viejo mundo, en tiempos de contexto global, es un craso error y lo que corresponde es un unitarismo depurado y férreo.

Por el contrario, mis amigos, no importa el “valor trabajo”, sino la renta de la tierra. Tampoco la clase obrera, sino la parasitaria (cosas de la postmodernidad, que los anclados en el pasado no entienden). Igual, el “lumpen” (incluida la delincuencia) y las fuerzas armadas afectas (con el abatimiento de su profesionalismo y la exacerbación de la corrupción) son importantes agentes de cambio (no importa que no sean revolucionarios). Finalmente, Marx, Engels y otros (no los menciono, para “asumirlos” en su momento) nunca entendieron que Soulouque es un éter que encarna cada cierto tiempo y que si alguna vez le tocó a Bolívar (según Marx), a otros nos toca ahora actualizarlo y renovarlo.

Que el mundo no sepa que existe ese macrocosmos es un problema del mundo, no de las utopías personificadas. No de mi marxismo. Se los dice Hugo Rafael I°, el legatario de Soulouque. Divulguen, por favor, la buena nueva: ¡Ha nacido el marxismo-chavismo!

Por si no lo sabían, mis pequeños batracios, El Dorado sigue estando en Venezuela. Si no me creen, pregunten a algunos hombres de gobierno, políticos e intelectuales europeos!

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