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El nuevo mapa político de Venezuela

Ganó Maduro. ¿En verdad? Derrota de Capriles. ¿Cierto? En 2007 cuando Chávez perdió el referendo de la reforma constitucional, pudo recuperarse más tarde del revés y, aún más, ganar varias elecciones seguidas, y morir en el poder. Ganó Maduro. ¿En verdad? Derrota de Capriles. ¿Cierto? En 2007 cuando Chávez perdió el referendo de la reforma constitucional, pudo recuperarse más tarde del revés y, aún más, ganar varias elecciones seguidas, y morir en el poder. Pero los tiempos han cambiado. También los rostros. Y la composición del escenario. ¿Por qué?

1-El liderazgo de Chávez no está. Maduro estaba obligado a ganar para imponer autoridad en el chavismo, para imponer su corriente puertas adentro. Con esta victoria –vamos a darla como tal- tan estrecha, no termina de convencer a varios factores internos y si el chavismo se mostraba dividido desde el mismo momento de la escogencia de Maduro como candidato, ahora lo estará más. De hecho, Diosdado Cabello, esta madrugada ya comenzó a hablar de la necesidad de autocrítica. El sabe en verdad qué pasó. A Maduro se le entregó un juego ganado por amplio margen, y termina con un resultado dudoso.

2-El chavismo sin Chávez es más débil de lo que se estimaba. El pueblo chavista castigó a los herederos, y también castigó a Chávez, pues fue él –no otro- quien seleccionó a Maduro como candidato. Ellos mismos se enredaron en los aspectos de la legitimidad desde el momento que desviaron la ruta de terminar un periodo, llamar a elecciones y comenzar otro. Impusieron la tesis de la continuidad, de donde emergió un Maduro ilegítimo que perdió buena parte del caudal de votos rojos.

3-Maduro está obligado a hacer cambios en el gobierno para cerrar el anillo de los suyos. Las derrotas en Zulia, Táchira y Mérida le generan desconfianza hacia un sector interno. Ya él quitó a Manuel Barroso en Cadivi, una baja para el grupo de Diosdado Cabello. Ya antes Chávez le había traspasado el mando del Sebin, aunque allí sigue Miguel Rodríguez Torres. Está por verse si se atreverá a quitar a Jorge Giordani, cabeza de una tendencia burocrática de extenso radio.

4-La oposición es distinta. En 2007, Chávez le arrostró aquello de victoria de mierda, y pudo hacerlo porque la oposición no contaba con un líder, y estaba fragmentada. Ahora es todo lo contrario. El más dividido es el chavismo. Y Maduro es un líder con pies de barro. Capriles, en cambio, es el rostro visible de un liderazgo que representa la mitad del país. En octubre se le criticó por haber dejado huérfano al 45% que le votó; hoy cuenta con más pueblo, y el chavismo con menos. La estrategia del voto graneaito y de la avalancha, resultó gracias a la alta credibilidad de que goza entre sus seguidores.

5-Desde que Chávez partió para Cuba el 8 de diciembre pasado, un sector del chavismo viene apuntalándose en negocios de alta exposición como FM Center y Globovisión, un circuito de radio y una televisora, respectivamente. Parece el contraataque de la boliburguesía. La primera camada boliburguesa fue descabezada por Chávez porque le estorbaba para su proyecto hegemónico. Maduro dijo que no gobernaría con grupos de interés. Con un resultado tan débil, ¿qué puede hacer? ¿Se atreverá a enfrentar los grupos internos de gran poder económico? La novedad es que la boliburguesía opera mezclada con viejos grupos económicos y viejos actores políticos.

6-Hace un mes, en medio los funerales de Chávez, en medio de aquella atmósfera del comandante eterno y el cristo redentor de América Latina, mareados con el almizcle de las flores del luto, se tenía la impresión de la imposibilidad de hacer juego político. La oposición y Capriles dudaban. El mito pesaba mucho. El resultado electoral de ayer nos indica otras variables. Estas variables se van acentuar en el corto plazo. Son las variables de la economía. La variable de lo social. Y las variables del discurso y la política real en una Venezuela partida en dos. La ruta que escoja Maduro, de diálogo o confrontación, influirán sobre la permanencia del mito. En 2007, Chávez escogió la confrontación. Impuso los términos de la reforma, desconociendo la voluntad popular. Pero era Chávez, y era la etapa de los recursos petroleros en abundancia. Maduro está obligado a ofrecer resultados. Fue un pésimo candidato. ¿Cómo lo hará al frente de un gobierno de dudosa legitimidad?

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