Economía XXXIX

Artículos finales. Primero: qué hicimos en la Serie. Con éste y el próximo artículo llegamos al final de nuestra serie. Artículos finales. Primero: qué hicimos en la Serie. Con éste y el próximo artículo llegamos al final de nuestra serie. Un trabajo apasionante y pleno de logros y satisfacciones. Como ejemplo más honroso: el reconocimiento, por diversos, de una nueva disciplina o campo transitológico: la Economía Política de la Transición a la Democracia y el Mercado.

Lo que comenzó como la procura de solución a los problemas de las transiciones a la democracia, por el peso que los límites económicos imponen a los resultados políticos, terminó siendo una búsqueda de limitaciones en ambas esferas, su solución y el modo viable de lograrla. El resultado esperado de ellas se sitúa, entonces, en más de una dimensión. Se supera el privilegio a solo una de ellas.

Valga la referencia a casos como el venezolano: un país con muy satisfactorio desempeño económico desde los ’20 hasta los ’70 del siglo pasado, que experimenta una virtuosa transición política en la segunda mitad de los ’50 y los ‘60; pero, muy temprano, a finales de los últimos e inicios de los ’70, por cambios retrógrados en el sistema político y en la base institucional, merma su fuerza en ambas esferas, pierde crecimiento potencial y sufre de volatilidad económica y política, para terminar de nuevo en manos de un autoritarismo.

Muchos lo atribuyen a protagonismos diversos. Nosotros buscamos los procesos de base, estructurales, que los hacen posibles. La política, dueña de la economía, por el vetusto estatismo imperante, quiso ampliar su plusvalía económica –rentismo, prebendarismo- y terminó “autosuicidándose”.

El logro de nuestros trabajos referido arriba no es el único: también constatar que el manejo profesional conjunto de fines políticos y económicos explícitos refuerza los logros transicionales y la consolidación política y económica nacionales, desde el mismo momento en que revisa y se propone subsanar los rezagos o fallas en ambas esferas, para terminar asumiendo forzosamente las cinco que condicionan el sistema social.

Interesados por lo político (la democracia) y la economía (el mercado exitoso), resulta forzosa asumir tareas culturales (valores y conceptos, opinión, lucha cultural, etc.), sociales (capital social, liderazgos, bloque social, etc.) y, en rol estelar, institucionales (una larga lista de altísimo interés).

En términos prácticos, uno de los mayores logros es la identificación de la “piedra filosofal” para lo anterior: la Reforma Política e Institucional multidimensional. La tradicional reforma económica, propia de los procesos de transición del comunismo al mercado, se convierte en otra, más amplia y de mayor impacto global. Con otras implicaciones, también de interés.

Pues, resulta que el proceso de avance de una transición y la posibilidad de su consolidación tiene que ver, no solo con los resultados materiales, sino con las percepciones y valoraciones de lo legítimo del proceso en curso, dependiente de factores no precisamente económicos. Los economistas, inmodestos por condición, harían bien en recibir la enseñanza.

Pasa, entonces -y léase bien-, que se puede estar produciendo resultados económicos satisfactorios y, sin embargo, enfrentar problemas de viabilidad, costos y riesgos de crisis; e, incluso, sufrir la reversión del proceso en curso. Vale plantear, por justo a la medida, que si el entonces Presidente Pérez me hubiera prestado atención al mensaje de noviembre de 1991al respecto, el cual incluso fue público, quizás la historia nacional posterior habría sido otra, muy distinta. Que conste que solo tuve la oportunidad de decírselo y conversarlo cuando ya el mal se había consumado.

Como dije, casi a modo de conclusión de un largo análisis práctico, precisamente de los componentes económico-políticos de la Serie, “Prosperidad (resultados tangibles) y legitimidad (razones para la aceptación) son los factores-clave. O sea, economía y cultura, como medios de la sociedad, para la procura de los medios permanentes (instituciones) que produzcan resultados políticos apreciados (democracia consolidada)”.

Para la apropiada apuesta por los resultados deseados, también nuestra Serie nos permitió la sistematización de una lista, posiblemente aún incompleta, de los que llamamos “factores-clave de éxito de las transiciones a la democracia y el mercado”: un gobierno de liderazgo fuerte, la reinstitucionalización, el Estado capaz, la coordinación de políticas profesionalmente diseñadas, las acciones del día a día y el valor de las reformas, con carácter permanente.

Esos factores son atributos que deben marcar el permanente trabajo de dirección del tránsito del estado inicial a la consolidación. Eso exige el cabal reconocimiento, tanto de los tipos de procesos implicados, como de sus fases e interrelaciones entre ellas.

Pudimos sistematizar, con base en el conocimiento disponible sobre procesos de transición al mercado, unos cinco tipos; dentro de los cuales, como dicho, la Reforma Política e Institucional, como pivote principal del manejo multidimensional de las transiciones.

Todo lo anterior, con el necesario “estado de espíritu”, para algo que es un claro proceso de cambio, constituye una nueva aproximación a la acción necesaria a muy diversas situaciones, no necesariamente cambios radicales del sistema político, pero que exigen el replanteamiento de sus bases de funcionamiento.

Y las “pistas” para su pertinencia son de una gran sencillez: constátese que los problemas, explícitos o implícitos, tienen una base institucional –entendida en el sentido que hemos expuesto en la serie- y se estará frente a un requerimiento transicional.

La metáfora, entonces, aplica a muchas situaciones. Aplica al preciso momento en el cual se encuentra Venezuela. Tenemos la situación y avanzamos en el medio técnico que permite su superación. Toca, entonces, actuar. Tenemos los medios.

* Santiago José Guevara García

(Valencia, Venezuela)

sjguevaragarcia@gmail.com / @SJGuevaraG1

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