Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Washington aumenta su control sobre las empresas internacionales con intereses en Cuba

EEUU quiere dejárselo claro a todas las empresas internacionales que operan en Cuba. Las cosas han cambiado, sí, pero no tanto como para que cualquier compañía que desee establecerse en la Isla pueda hacerlo sin contar con la bendición de Washington. EEUU quiere dejárselo claro a todas las empresas internacionales que operan en Cuba. Las cosas han cambiado, sí, pero no tanto como para que cualquier compañía que desee establecerse en la Isla pueda hacerlo sin contar con la bendición de Washington. Especialmente si se trata de multinacionales con capacidad de tomar posiciones de dominio en sectores que en el futuro puedan resultar atractivos para firmas del gran país norteamericano.

La telefonía es uno de ellos. Evidentemente. Por eso Telefónica ha recibido, en varias ocasiones peticiones de información sobre sus intenciones en relación con ETECSA la operadora estatal cubana que ostenta el monopolio del sector y que en el pasado estuvo participada por Telecom. Italia, empresa de cuyo accionariado forma parte la compañía que preside César Alierta.

Esos ‘avisos’ han llegado más lejos en el caso de Repsol. La petrolera española se ha convertido en una obsesión para sus competidoras estadounidenses que parecen convencidas ahora de que la empresa presidida por Antonio Brufau encontrará crudo en las aguas cubanas del Golfo de México. De hecho, la firma ya confirmó que las bolsas de hidrocarburos están ahí. Sólo que antes su extracción no era rentable.

Pero en la coyuntura actual sí podría serlo. No sólo porque el precio del barril parece consolidad por encima de los 100 dólares estadounidenses. También porque Repsol dispone de una tecnología capaz de extraer petróleo del que se resguarda entre capas de sal solidificadas que ya emplea con éxito en Brasil.

De modo que Brufau ha tenido que pactar. Aceptar que un guardacostas estadounidense inspeccionara la plataforma Scarabeo 9 y diera su veredicto medioambiental favorable como paso previo a empezar a operar en la Isla.

Los ‘toques de atención’ se extienden incluso a empresas con una larga tradición en Cuba como la hotelera Sol Meliá. La tolerancia de Washington ha subido. No hace mucho, la compañía española tuvo que acreditar que no tenía posesiones en la isla caribeña. Y que por lo tanto, su actividad como puro gestor no entraba entre los supuestos penalizados por la Ley Helms-Burton.

Ahora se mueve con más libertad. Tanta que ha podido promocionar sus hoteles cubanos en Nueva York en un seminario patrocinado por New York Times. Pero, poco después el Tesoro de EEUU ha emitido un recordatorio público. Todavía los estadounidenses no pueden viajar libremente a la Isla. Y los desplazamientos que se realicen con la única intención de hacer turismo están fuera de la Ley. ¿Quizá sólo hasta que los touroperadores estadounidenses puedan desembarcar en el sector?

Más información

Scroll al inicio