Gilberto Kassab es el flamante alcalde de Sao Paulo, la ciudad más poblada y el motor económico de Brasil. El político ha decidido ir un paso más allá en su carrera y formar el Partido Social Democrático (PSD), de centro, con fuerza parlamentaria y listo para las elecciones presidenciales del 2014. Gilberto Kassab es el flamante alcalde de Sao Paulo, la ciudad más poblada y el motor económico de Brasil. El político ha decidido ir un paso más allá en su carrera y formar el Partido Social Democrático (PSD), de centro, con fuerza parlamentaria y listo para las elecciones presidenciales del 2014.
Kassab lo tiene claro. «A partir de ahora, el partido comienza a preparar una unidad de acción para llegar con esa unidad a las elecciones presidenciales del 2014». El político encabezaría la lista junto con otras figuras importantes del país como la senadora Katia Abreu, presidenta de la Confederación Nacional de Agricultura y Pecuaria.
El nuevo partido, el PSD, es una escisión del partido derechista Demócratas (DEM). Nace con 2 de los 81 senadores, unos 50 diputados (de 513), 2 gobernadores y decenas de alcaldes, una importante presencia que podría agrandarse arrastrada por la buena imagen de su líder. Se convierte así en el vigésimo octavo partido brasileño, algo que Kassab considera un «paso en favor de la amplitud política» nacional.
Según ha confirmado su directiva en el acto de presentación, el PSD nace con una vocación centrista e independiente, que se verá reflejada en las votaciones en Congreso y Senado que sus representantes afrontarán, según su líder, con libertad de voto. En cuanto a su postura en relación al Gobierno de Rousseff, Kassab ha asegurado que «habrá parlamentarios que estarán a favor, otros estarán en contra, pero todos tendrán libertad» para votar en el Congreso en función de sus propias posiciones.
El horizonte electoral inmediato de este nuevo partido son los comicios municipales del año próximo, en los que serán renovados los alcaldes de las 5.565 ciudades del país. el PSD integrará a parlamentarios que en las elecciones del año pasado apoyaron la campaña de Rousseff, de centroizquierda, y a otros que estuvieron en contra, por lo que «cada uno podrá mantener sus propias convicciones».
