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El paro de los transportistas pondrá incluso en riesgo la supervivencia del gobierno, opina el bloguero Esmael Moraes

Temer se enfrenta a la primera huelga nacional de camioneros

Michel Temer, presidente de Brasil

El gobierno de Michel Temer enfrentará a partir de hoy la primera huelga nacional organizada por la Asociación Brasileña de los Camioneros (Abcam), quienes demandan la disminución del precio del diesel, en incesante alza.

El gobierno de Michel Temer enfrentará a partir de hoy la primera huelga nacional organizada por la Asociación Brasileña de los Camioneros (Abcam), quienes demandan la disminución del precio del diesel, en incesante alza.

«El constante aumento del precio en las refinerías y de los impuestos que recaen sobre el combustible tornó la situación insostenible para el transportador autónomo», indicó en un comunicado la Abcam, que representa a 700.000 trabajadores en todo el país.

De acuerdo con la entidad, la adquisición del diesel representa un 42% de los costos del negocio y los precios del mismo vienen creciendo de forma constante.

Solo en lo que va del mes de mayo, el alza acumulada es de 12,5% y el valor del litro en los puestos está llegando a los cuatro reales (alrededor de un dólar con 11 centavos).

La huelga por tiempo indefinido de los camioneros autónomos es apoyada por los dueños de los puestos de combustible que también se ven perjudicados por el aumento constante de los precios en las refinerías decretado por Petrobras.

«Eso quiere decir que los incrementos sólo están siendo beneficiosos para los socios privados de la Petrobras y los fundos buitres norteamericanos, que lucran a costa del trabajo de los brasileños», subrayó en un comentario el bloguero paranaense Esmael Moraes.

Según su opinión, en dependencia de su intensidad, el paro de los transportistas pondrá incluso en riesgo la supervivencia del gobierno Temer.

La paralización de la categoría, además de provocar un caos en las carreteras, si fuera prolongada también pudiera generar el desabastecimiento en los centros urbanos y, «en época electoral, el ‘Vampirón Neoliberalista’ hasta puede caer, porque no tiene apoyo popular», valoró.

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