Los gobiernos de la brasileña Dilma Rousseff y del mexicano Felipe Calderón, se muestran dispuestos a llegar a un acuerdo sobre la normativa que regula las exportaciones de automóviles entre ambos países. Los brasileños habían amenazado esta semana con reducir las importaciones vehículos mexicanos por el déficit comercial que tienen con el país norteamericano. Los gobiernos de Brasil y México se muestran dispuestos a llegar a un acuerdo sobre la normativa que regula las exportaciones de automóviles entre ambos países. Los brasileños habían amenazado esta semana con reducir las importaciones vehículos mexicanos por el déficit comercial que tienen con el país norteamericano.
Además, según el gobierno de Dilma Rousseff, las compañías del país azteca incumplirían su compromiso de utilizar piezas fabricadas por empresas brasileñas en los automóviles que venden en aquel mercado, lo que supondría, se ser cierto, incumplir el compromiso de elevar el contenido local de los productos manufacturados.
Como parte del acuerdo para no cerrar el grifo a los coches mexicanos, Brasil propone adelantar a 2015 la apertura del mercado a vehículos pesados (estaba pensado en 2020), que el contenido de las piezas nacionales en los automóviles provenga un 30% de factorías brasileñas así como imponer medidas para equilibrar el comercio.
Las dos mayores economías de América Latina, desean llegar a un acuerdo que les beneficie a ambas. Fuentes del sector indican que con estas negociaciones Dilma no pretende poner aranceles a estos vehículos sino adelantar el comercio bilateral sin aranceles y reducir el déficit comercial su país con México, que es de 1.700 millones de dólares (1.266 millones de euros). Si se rompiera el ACE 55, tratado que rige las relaciones económicas de ambas potencias, el intercambio entre ambos países se reduciría de los 9.000 millones de dólares (6.700 millones de euros), a la mitad.