Algunos activistas de la revuelta cultural no se conforman y juegan fuerte para romper el predominio de la música anglosajona en los circuitos modernos. Por ejemplo, los responsables de Tierra Candela que han conseguido traer a Madrid a Omar Souleyman. Algunos activistas de la revuelta cultural no se conforman y juegan fuerte para romper el predominio de la música anglosajona en los circuitos modernos. Por ejemplo, los responsables de Tierra Candela que han conseguido traer a Madrid a Omar Souleyman.
El artista sirio, que cantante en las lenguas árabe y kurda, es una verdadera estrella en su país, donde se han publicado más de 500 álbumes con su nombre. Muchos de ellos grabados en vivo en las actuaciones que realiza en las bodas.
Porque hasta hace muy poco en eso consistía fundamentalmente el trabajo de este singular artista, en animar las bodas y propiciar el baile. Conciertos inacabables, a veces de más de seis horas, en los que el artista ha aprendido a jugar fuerte para conseguir que no decaiga la fiesta.
Y, probablemente, allí se hubiera quedado Souleyman, que no en vano era y es la mayor estrella de este singular circuito, de no haber llamado la atención de los responsables del sello estadounidense Sublime Frequencies, que le ficharon en 2011.
Desde entonces ha logrado darse a conocer en el mundo y ser ‘adoptado’ por la ‘crema de la intelectualidad’ que diría aquel, gracias a su actuación en el Festival de Glastonbuy y a los tres ‘remixes’ que realizó para Björk de algunos temas de ‘Biophilia’.
En los próximos días, como hemos dicho antes, Souleyman se subirá al escenario de La Rivera de Madrid, para presentar su nuevo álbum Bahdeni Nami. Una cita obligada para los viejos amantes de aquellas olvidadas ‘músicas del mundo’ y alguna que otra tribu más.
