El presidente estadounidense, Barack Obama, recibirá en la Casa Blanca a la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, el próximo mes de octubre en calidad de visita de Estado. Un encuentro que sin duda supone un espaldarazo político internacional para Rousseff a un año de las elecciones a las que presumiblemente se presentará, pues Washington no recibía a un presidente brasileño en un viaje de este tipo desde hacía 18 años. El presidente estadounidense, Barack Obama, recibirá en la Casa Blanca a la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, el próximo mes de octubre en calidad de visita de Estado. Un encuentro que sin duda supone un espaldarazo político internacional para Rousseff a un año de las elecciones a las que presumiblemente se presentará, pues Washington no recibía a un presidente brasileño en un viaje de este tipo desde hacía 18 años.
El país norteamericano se reserva las visitas de Estado para sus socios más importantes y se trata de un acto de la más alta categoría que incluye la visita a las instituciones estadounidenses más relevantes. Por ello, el predecesor de la mandataria, Lula da Silva, que no guardaba estrechas relaciones con el país no fue nunca recibido en una visita de estas características. Para encontrar el último viaje de este tipo hay que remontarse 18 años atrás, con el expresidente Fernando Henrique Cardoso en 1995.
El encuentro tendrá lugar además un año antes de los comicios presidenciales en Brasil, lo que impulsa a Rousseff a la reelección. La mandataria ha visto renacer las relaciones y la posición internacional del país, gracias a los importantes eventos de carácter deportivo que tendrán lugar en la potencia iberoamericana en los próximos años: el Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos. Una situación que ahora se confirma con el anuncio de esta visita.
John Kerry, el secretario de Estado de Estados Unidos, fue el encargado de hacer el anuncio, durante el cuál alabó la actuación de Brasil en la política global y su esfuerzo a favor de la paz.
