Los sindicatos opositores de Argentina han decidido salir de nuevo a la calle para mostrar su desacuerdo con la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En esta ocasión reclaman que el Ejecutivo prohíba durante un año los despidos y las suspensiones en las empresas. Los sindicatos opositores de Argentina han decidido salir de nuevo a la calle para mostrar su desacuerdo con la gestión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En esta ocasión reclaman que el Ejecutivo prohíba durante un año los despidos y las suspensiones en las empresas.
Entre las quejas más destacadas de los gremios de Hugo Moyano (el secretario de la Confederación General del Trabajo, CGT) y Pablo Micheli (líder de la Central de Trabajadores de Argentina) se encuentra el desempleo que ha subido un 7,5% en el segundo trimestre del año, el estancamiento de la economía y la inflación que ya supera el 30%.
Después de haber pactado una subida media del 29,7% del salario mínimo, los sindicatos vuelven a salir a la calla en esta huelga de 36 horas porque esta cifra se queda corta con el nuevo escenario económico del país latinoamericano. En sus peticiones, al sindicalismo opositor se ha unido esta vez gran parte de los partidos trotskistas, que ganaron espacio en las últimas elecciones.
Moyano, sindicalista del cabecera del Kirchnerismo hasta el 2011, ya había advertido que el Gobierno será, de llevarse a cabo, el único responsable de cualquier incidente que se produzca hoy, mientras que Micheli no ha tenido problema de tachar a los sindicatos más cercanos a Fernández de “cobardes”.
La CTA comenzó ayer sus movilizaciones, los piqueteros trotskistas se unieron a ellos por la tarde y hoy (en concreto, a las doce de la noche) lo ha hecho la CGT. El grupo liderado por Micheli ha organizado también una manifestación desde la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, hasta el Congreso. Este es el tercer paro general contra la gestión de Cristina Kirchner y el segundo de este año.