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Nicaragua prepara unas elecciones tensas con un amplio despliegue policial y de observadores

Nicaragua inició hace apenas tres días la campaña electoral que debe desembocar, el próximo 6 de noviembre, en la elección de su nuevo presidente. Desde ese día, varias cuestiones han dejado entrever cual es la situación interna del país. Por una parte, después de algunas dudas, los observadores internacionales han sido convocados para controlar los comicios. Por otro, unos 19.500 policías y militares intentarán que la violencia no se convierta en protagonista. Nicaragua inició hace apenas tres días la campaña electoral que debe desembocar, el próximo 6 de noviembre, en la elección de su nuevo presidente. Desde ese día, varias cuestiones han dejado entrever cual es la situación interna del país. Por una parte, después de algunas dudas, los observadores internacionales han sido convocados para controlar los comicios. Por otro, unos 19.500 policías y militares intentarán que la violencia no se convierta en protagonista.

El país centroamericano cuenta con 3,3 millones de votantes llamados a participar en unos comicios que parecen tener un claro favorito. No en vano, pese a que la Constitución no le permite otra reelección, el actual presidente del país, Daniel Ortega, se enfrentará en las urnas a Fabio Gadea, del que las encuestas le dan una ventaja próxima al 20% según las empresas encuestadora. El tercer candidato, el ex mandatario Alemán, apenas obtiene entre el 5% y 11% de las opciones de voto.

En este contexto, el Consejo Supremo Electoral (CSE) de Nicaragua anunció este martes su disposición a acreditar observadores de la Unión Europea (UE), las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA).»La idea es (desarrollar) un proceso abierto» y que «se acredite quien desee acreditarse como observador, ya sea de organismos internacionales, nacionales o los multinacionales como de la UE, la ONU y la OEA», declaró el presidente del CSE, Roberto Rivas, a la oficialista Radio Ya.

Pero no todo es tan claro como parece. Días antes de producirse este anuncio, el presidente Ortega arremetía contra dichos organismos internacionales de observación electoral. Los observadores tendrán que someterse a un reglamento de «acompañamiento» que limita su trabajo, hasta el extremo de que será el CSE el que establezca las rutas que podrán recorrer el día de la elección.

La violencia, que podría convertirse en protagonista de las elecciones, es otra de las preocupaciones del CSE. Ayer se confirmaba que 19.500 miembros de los cuerpos de seguridad, entre policía y militares, se harán cargo del control de las zonas de votación. El país, marcado en los últimos meses por la muerte violenta del trovador Facundo Cabral, registra uno de los más altos índices de asesinatos de Centroamérica junto con Guatemala.

Mientras tanto, buena parte de la población que habita las regiones más alejadas de Managua, mantiene estos días duras protestas por la imposibilidad de lograr su cedula identificativa, sin la cual no pueden acudir a las elecciones. Los más críticos con ortega aseguran que, de los 500 millones de dólares gastados en subsidios, pocos han llegado a estas zonas, por lo que las posibilidades de que el presidente sea reelegido con los votos de estas personas son remotas.

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