Para Modelo de Respuesta Polar 2016 ha sido, sin duda, un buen año. La banda valenciana publicó ‘Dos amigos’, su nuevo disco y el tercero de su carrera, producido por Ricky Falkner y consolidó su sonido a la vez que apostó por un envoltorio más guitarrero de lo habitual. Para Modelo de Respuesta Polar 2016 ha sido, sin duda, un buen año. La banda valenciana publicó ‘Dos amigos’, su nuevo disco y el tercero de su carrera, producido por Ricky Falkner y consolidó su sonido a la vez que apostó por un envoltorio más guitarrero de lo habitual. Una verdadera osadía, digna de aplaudir.
En un tiempo en el que hasta los cantautores clásicos de guitarra de palo y letras protesta han optado por inyectar buenas dosis de tecnología y teclados a los envoltorios de sus canciones, el grupo ha realizado justo el viaje inverso y ha apostado por unos arreglos más urgentes y terrenales, basados en los rasgueados intemporales de las cuerdas de acero.
Tras cinco años de trabajo, la banda ha empezado a pisar los talones a otros grandes vendedores del ‘indie’ como Izal, pero justo en el último tramo de la carrera ha girado hacia un estilo más personal, alejado de la épica y las canciones de consumo rápido que parecen inevitables en los repertorios de su competencia.
Una evolución inversa a la de sus contemporáneos que, sin embargo, no les ha hecho perder su esencia. Todo gira alrededor de las letras y la voz de Borja Mompó, para quienes construyen enérgicas vestimentas instrumentales el bajista Jorge Mollá, el batería Pau Paredes y los guitarristas Cristóbal Colom y Francisco Mollá.
Mompó, además, ha crecido como letrista en los últimos años y descubierto una voz propia a la hora de contar sus historias personales basada, a veces, en la fragmentación de lo narrado, en frases que aparecen y desaparecen a lo largo de las canciones como si fueran los elementos de un puzzle que el oyente debe completar.
Pero, como siempre, lo definitivo son las canciones, materia prima indispensable del buen pop. Y Modelo de Respuesta Polar siempre se ha preocupado de ese pequeño detalle. También en este ‘Dos amigos’, un disco luminoso que ofrece una interesante puerta de salida al adocenado sonido habitual de los ‘grupos festivaleros’ de última generación.
