Los maestros brasileños de la educación pública brasileña han convocado una huelga que comenzó ayer y que finalizará el próximo viernes para exigir que se les pague el salario mínimo fijado por el Congreso. Denuncian que más de la mitad de los Estados del país no cumplen con la norma fijada hace cinco años. Los maestros brasileños de la educación pública brasileña han convocado una huelga que comenzó ayer y que finalizará el próximo viernes para exigir que se les pague el salario mínimo fijado por el Congreso. Denuncian que más de la mitad de los Estados del país no cumplen con la norma fijada hace cinco años.
“El paro pretende hacer cumplir una ley que ya existe, la ley del techo de salario nacional. Los gobernadores estatales deben comprender que este salario es una valorización de los profesionales, sin valorización no tendremos una escuela de calidad”, ha asegurado a los medios locales Roberto Leao, el presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el organismo que convocó el paro.
Con esta huelga de tres días, que en algunos lugares se convertirá en indefinido, los maestros solicitan no sólo que se cumpla la ley y se les abone el salario mínimo, si no que los Estados lleven a cabo también una de las medidas aprobadas por el Gobierno de Dilma Rousseff: las compensaciones a cada región por la extracción del petróleo deben destinarse en su totalidad a la educación.
Según la ley, el techo salarial oficial de los maestros de educación básica se sitúa en los 1.567 reales (alrededor de los 600 euros). Consideran además que este sueldo es muy bajo en relación a la remuneración de los trabajadores del sector privado.
