La campaña electoral de Brasil está a punto de dar el salto a los medios de comunicación, que será donde los candidatos luchen por convencer a los 20 millones de indecisos de los que hablan las encuestas. Para conseguirlo, la arena de batalla serán los escándalos políticos. La campaña electoral de Brasil está a punto de dar el salto a los medios de comunicación, que será donde los candidatos luchen por convencer a los 20 millones de indecisos de los que hablan las encuestas. Para conseguirlo, la arena de batalla serán los escándalos políticos.
Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) ha sido la primera víctima, con la polémica del aeropuerto construido a seis kilómetros de una paciencia que su familia tiene en la ciudad de Claúdio. La candidatura del Partido de los Trabajadores (PT) también ha sufrido reveses, pues muchas han considerado esfuerzos excesivos de proteger a la presidenta Dilma Rousseff y su colaboración con Petrobras.
En este clima, los candidatos a las presidenciales tienen que conservar a quien ya les apoya y conseguir el coto de los indecisos, en concreto, unos 20 millones de brasileños ya han asegurado que votarán en blanco y su labor es hacerles cambiar de idea.
