A menos de un mes de ser reelegida presidenta de Brasil, la ciudadanía se ha movilizado para pedir la destitución de Dilma Roussseff, miles de personas integrantes de grupos minoritarios de derecha se manifestaron contra el Gobierno, la corrupción y la presidenta. A menos de un mes de ser reelegida presidenta de Brasil, la ciudadanía se ha movilizado para pedir la destitución de Dilma Roussseff, miles de personas integrantes de grupos minoritarios de derecha se manifestaron contra el Gobierno, la corrupción y la presidenta.
Como señala la prensa latinoamericano, la movilización más numerosa tuvo lugar en Sao Paulo, donde se concentraron 10.000 personas (según cifras de la Policía Militarizada) en la principal artería de la ciudad, la Avenida Paulinista.
Mientras las calles de Brasil, se llenaban de gritos contra el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y de su falta de arrojo en el escándalo de Petrobras, la presidenta aseguraba desde Australia, en la cumbre del G20, que la investigación del caso de corrupción en la petrolera estatal Petrobras “cambiará Brasil” y supondrá el fin de la “impunidad”.
Las investigaciones han señalado que en la compañía se ha producido la elevación ilegal de precios de obras y contratos de Petrobras, con el fin de alimentar una red de corrupción para el pago de sobornos a partidos y a políticos.
Varios manifestantes llevaban pancartas que culpabilizaban a Rousseff, directamente, de todo esto, y pedían su destitución. Además, sugerían que se cometió un fraude en las elecciones generales.
