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Los analistas acusan a Maduro de ‘ahogar’ al sector privado venezolano

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela

A falta de un plan ortodoxo para corregir las distorsiones, el Gobierno aplica una receta basada en el recorte de importaciones al sector privado y el financiamiento del déficit fiscal por parte del BCV. Entre la política y la economía, el Gobierno nacional optó por la primera. Huyendo a los costos de un plan ortodoxo para corregir los desequilibrios que acumula la economía, Nicolás Maduro se decantó por otro tipo de ajuste que igualmente golpea a la población y supondrá una larga contracción.

“Maduro escogió el camino menos riesgoso, que es surfear la crisis”, afirmó Asdrúbal Oliveros, economista y director de Ecoanalítica, durante un foro celebrado anoche por Espacio Público. Pero eso no significa que no esté aplicando un ajuste.

Oliveros aseveró que “ha habido un ajuste” que  es “muy malo” y que “somete a una recesión brutal” a la economía nacional. De acuerdo a los cálculos de  Ecoanalítica, al cierre de 2015 la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) será de 9% y en 2016 rondará el 6%, con lo que Venezuela encadenaría tres años consecutivos decreciendo.

Uno de los pilares en esa estrategia seguida por Maduro es el recorte a las importaciones del sector privado. Las estimaciones de la consultora indican que en junio de este año la liquidación promedio diaria apenas rondó los 45 millones de dólares, unos 95 millones de dólares menos que los casi 140 millones de dólares promediados en junio del año pasado. La estimación para el cierre de año es que la disminución en las importaciones privadas sea de 40% con respecto a 2014.

El tijeretazo tiene consecuencias en la producción y oferta de bienes del sector privado. “Los niveles de PIB potencial están cayendo, hay una destrucción de la cadena de valor (…) Líneas de producción que se eliminan, procesos que se simplifican”, argumentó Oliveros. En otras palabras, una de las caras del ajuste de Maduro es la profundización del desabastecimiento.

La otra cara es la inflación. Ante un déficit fiscal de dos dígitos, se apuesta al financiamiento del Banco Central de Venezuela (BCV), lo que ha desatado una espiral hiperinflacionaria y está erosionando el poder adquisitivo de los trabajadores. “20 puntos del PIB son como 40 mil millones de dólares y 12 de esos 20 puntos los pone el BCV imprimiendo billetes todos los días”, afirmó el economista.

En Ecoanalítica calculan que el ritmo con el que están subiendo los precios oscila entre 130% y 200%, lo que está arrasando con el poder de compra. “No habíamos visto una contracción de salario tan fuerte como esta en 25 años”, adelantó Oliveros.

Considera absurdo que ante un escenario de caída de los ingresos petroleros Maduro no haya optado por la devaluación para mejorar los ingresos y haya mantenido un esquema cambiario con tasas artificialmente bajas que propician ese déficit fiscal y la consecuente escalada de los precios.

“Uno no entiende que en una caída de ingresos el Gobierno renuncie a la devaluación, ¿Cómo no usar el cartucho de la devaluación que permitiría aliviar la crisis?”, cuestionó el director de Ecoanalítica.

El economista señaló que con el Simadi el Gobierno aplicó una devaluación que  no le aportó el “beneficio fiscal” que tiene todo ajuste del tipo de cambio,  pero “nos destruye socialmente” por el efecto en los precios. Los datos de Ecoanalítica indican que el tipo de cambio promedio para el consumidor en junio cerró en 178,4 bolívares por dólar, unas siete veces más que los 24,7 bolívares en junio del año pasado. “La lógica del esquema cambiario no es económica, es política”, sostuvo Oliveros.

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