Aunque sólo fuera por las cifras de ventas millonarias y el apabullante éxito obtenido, ningún conocedor del buen pop en castellano debería permitirse el lujo de ignorar la carrera de Zoé, una de las bandas mexicanas más importantes de este siglo. Y tampoco el de León Larregui, su cantante. Aunque sólo fuera por las cifras de ventas millonarias y el apabullante éxito obtenido, ningún conocedor del buen pop en castellano debería permitirse el lujo de ignorar la carrera de Zoé, una de las bandas mexicanas más importantes de este siglo. Y tampoco, por supuesto, el que ha realizado por su cuenta León Larregui, su cantante y guitarra rítmica.
La banda, temporalmente en barbecho, y el propio León cuando actúa en solitario, son lo más parecido al germen de un starsystem basado en la supuesta música alternativa latina que pulula por ahí en estos tiempos, una suerte de herederos modernos de las viejas, y aún activas, figuras que hicieron fortuna con las baladas aboleradas, la salsa o las rancheras.
Lo de Larregui es otra cosa, claro, aunque conserva el buen tino melódico y las altas temperaturas sentimentales que uno espera encontrar un artista mexicano de música popular. Pero vienen envueltas en un papel de celofán moderno con componentes de electrónica y psicodelia suave y las buenas formas que impuso en las composiciones el pop en castellano de los ochenta.
En estos días, mientras la banda madre se toma un descanso, Larregui ha editado ‘Voluma’, su segundo disco en solitario que llega después del muy celebrado ‘Soltis’, editado en 2012, y de la confirmación de que para la tranquilidad de sus legiones de fans, al menos por ahora, estos trabajos al margen Zoé no suponen la disolución de la banda.
En ‘Voluma’, Larregui ha corrido riesgos y se ha adentrado por zonas oscuras en las que la energía del rock ‘garajero’ se confunde con la vitalidad ‘psicotrópica’ de viejas bandas imprescindibles como los brasileños Os Mutantes. Sin descuidar el necesario impacto comercial que aquí asegura ‘Locos’, una canción pop correcta e ideal para ser radiada.
El esfuerzo, claro, se ha visto coronado por el éxito y el álbum es ya el mayor acontecimiento del año en el mercado mexicano. Y también el pretexto para que Larregui se haya embarcado en una apoteósica gira por 30 ciudades, con fechas en su país natal y en EEUU, donde aspira a llegar muy lejos. Esperemos que España, una vez más, no se quede al margen de este fenómeno. El pop comercial en castellano necesita aires nuevos. Y, por lo que se ve, en México ya soplan con fuerza.
