Latinoamérica está viviendo un año bastante convulso. Una oleada de protestas se extiende por multitud de países de esta región: Brasil, Colombia, México o Venezuela, por ejemplo. El motivo, la desaceleración económica choca con una población cada vez más exigente e indignada con las decisiones de sus líderes políticos. Latinoamérica está viviendo un año bastante convulso. Una oleada de protestas se extiende por multitud de países de esta región. El motivo, la desaceleración económica choca con una población cada vez más exigente e indignada con las decisiones de sus líderes políticos.
En Brasil, el pasado fin de semana hubo decenas de personas arrestadas y heridas, cuando miles de manifestantes salieron a las calles a celebrar el Día de la Independencia. Mientras en otro país, México, una turba de manifestantes se ha echado a la calle para protestar contra los planes del Gobierno de reformar la educación y el sector energético, según informa The Wall Street Journal.
En las últimas semanas, las protestas también se apoderaron de Bogotá, donde decenas de miles de personas de distintos grupos se manifestaron a favor de los pequeños agricultores del país. El movimiento creció hasta convertirse en una expresión del malestar general con el libre comercio y el Gobierno, lo que llevó a violentos enfrentamientos con la policía.
Caracas también está enmarañada por hasta cinco protestas diarias, a medida que la gente expresa su descontento con el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Los manifestantes también se reunieron en Lima y Buenos Aires, en algunos casos golpeando cacerolas en una tradicional cacofonía de desobediencia civil.
Esta oleada de protestas responden a diversos temas. Desde una subida de las tarifas de autobús en Brasil pasando al libre comercio en Colombia, pero en algunos casos se han transformado en grandes demostraciones de rechazo por parte de grupos y clases sociales difusas.
