Las protestas en contra de la presidenta Dilma Rousseff se multiplican en Brasil. A las concentraciones en contra de la subida del precio del transporte público se suman las manifestaciones en contra del gasto que supone la celebración de la Copa Confederaciones de fútbol, que comenzó el pasado fin de semana en el país iberoamericano. Las protestas en contra de la presidenta Dilma Rousseff se multiplican en Brasil. A las concentraciones en contra de la subida del precio del transporte público se suman las manifestaciones en contra del gasto que supone la celebración de la Copa Confederaciones de fútbol, que comenzó el pasado fin de semana en el país iberoamericano.
Unos 3.000 manifestantes se acercaron ayer a las inmediaciones del estadio Maracaná, en Rio de Janeiro, donde se estaba jugando el México-Italia, para reclamar que el presupuesto destinado a albergar este campeonato se dedicara a “educación y sanidad”. Ante el temor de que llegaran al campo de fútbol, la fuerza de choque de la Policía Militar reprimió con violencia a los concentrados.
Las fuerzas de seguridad utilizaron, según informa El País, gases lacrimógenos y balas de goma para cercar a los manifestantes y que no pudieran llegar a Maracaná. Cuando los aficionados de fútbol salieron del estadio, se encontraron con los concentrados huyendo de la policía.
Estas protestas, en las que podían leerse pancartas en contra de los millones que le han costado a Brasil la celebración de este evento deportivo y el Mundial de Fútbol que tendrá lugar el año que viene, se suman a las que se iniciado la semana pasada por la subida del precio del transporte público.
