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La negociación entre Cristina Fernández y el Club de París tropieza con el lobby agroalimentario de EEUU

El lobby agroalimentario estadounidense, que impulsa una plataforma de tenedores de deuda argentina, quiere obstaculizar las negociaciones entre el Gobierno de Cristina Fernández y el Club de París. De momento, este selecto grupo de acreedores ha propuesto a Argentina un plazo de dos años para hacer frente a la deuda pendiente, frente a los seis que solicita el Tesoro del país austral. Los representantes del lobby exigen al Club que no de facilidades. Un lobby agroalimentario estadounidense, que dice ser tenedor de deuda argentina, quiere obstaculizar las negociaciones entre el Gobierno de Cristina Fernández y el Club de París. De momento, este selecto grupo de acreedores propone a Argentina un plazo de dos años para hacer frente a la deuda pendiente, frente a los seis que solicita el Tesoro del país austral.

Sin embargo, este lobby agroalimentario estadounidense ha pedido que no se le dé ningún trato especial al país latinoamericano, y apuesta porque el plazo para pagar dicha deuda no llegue, ni de lejos, a los dos años.

El ‘American Task Force Argentina’ (ATFA) es un grupo de patronales del sector agroalimentario estadounidenses. En su página web dicen ser “una alianza de individuos y organizaciones unidos para una conciliación justa y equitativa del incumplimiento de pago y la reestructuración de la deuda soberana del gobierno argentino”.

El ATFA considera que el gobierno estadounidense debería involucrarse en el tema del incumplimiento de pago y la reestructuración de la deuda de Argentina, y se formó “en respuesta a las preocupaciones por su manejo imprudente de la deuda soberana”. Tal y como se puede leer en su página web, su objetivo es “reforzar la estabilidad de los mercados de crédito globales, trabajar para conseguir un resultado adecuado para los acreedores restantes, asegurar la integridad de la ley estadounidense y fortalecer las relaciones bilaterales cruciales entre EEUU y Argentina”.

Sea como sea, son, como ya hemos dicho, un grupo de patronales agroalimentarias estadounidenses. Este grupo se erige, por lo tanto, como competidores de Argentina, un país exportador, principalmente, de soja, trigo y, sobre todo, carne. Durante 2008, las exportaciones agroalimentarias supusieron para el país que preside Cristina Fernández un 34,1% de sus ventas totales al exterior. El valor de las exportaciones de la carne durante este año fue de 2.214 millones de dólares (1.650 millones de euros). El de los cereales, 6.817 millones de dólares (5.083 millones de euros).

El ATFA está presidido por dos personas que fueron funcionarios del gobierno de Bill Clinton. Se trata de Robert Shapiro y de Nancy Soderberg. Sus quejas responden, como decíamos, a sus preocupaciones por que el gobierno de Obama acepte un plazo de dos años para que Argentina pague al Club de París la deuda que tiene en suspensión de pagos desde 2001.

Pero no es solo eso. También están en contra de que EEUU esté de acuerdo con que Argentina difiera su deuda con el organismo multilateral de crédito sin la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI). En efecto, el FMI no estará presente en la negociación con el Club de París, lo que, según las palabras de Amado Boudou, permite que no haya “condicionales ni tampoco un paquete cerrado de cómo hacer la negociación”.

Estas quejas de la ATFA se relacionan con el hecho de que uno de los líderes de la bancada de los demócratas en la Cámara de Representantes, Russ Carnahan, le ha pedido a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que EEUU no permita a Argentina gozar de dicho trato especial. Este representante de Missouri, de perfil progresista y presidente del subcomité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes, es uno de los coautores de la ley que promueve penalizar a países de medianos ingresos que no cumplan con sus obligaciones financieras con EEUU. La ley impediría a estas naciones hacer negocios comerciales, emitir deuda o pedir préstamos en Washington. El proyecto legislativo está todavía bajo tratamiento del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara Baja.

Durante esta semana, Amado Boudou ha mantenido la primera reunión por la negociación de la deuda argentina con el Club de París. Boudou se ha entrevistado en la capital francesa con el titular del club de acreedores, Ramón Fernández, y con la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde.

En el encuentro, se definió la creación de dos comisiones. Ambas estarán encabezadas por la secretaria general del Club, Delphine d’Amarzit, y el secretario de Finanzas argentino, Hernán Lorenzino. La primera comisión estudiará a cuánto asciende la deuda argentina. La segunda, definirá los plazos de pago. Al respecto, y como ya hemos dicho antes, Argentina pretende que sean seis años, mientras que el Club de París no parece dispuesto a aceptar más de dieciocho meses. El organismo multilateral de crédito pretende que Argentina haga un primer pago equivalente a la mitad del capital y los intereses en mora.

El importe del dinero que el Estado argentino debe al Club de París todavía tiene que discutirse. Pero todo apunta a que sean cerca de 9.000 millones de dólares (6.711 millones de euros). Este importe equivale a los 6.050 millones de dólares (4.511 millones de euros) que el país dejó en impago cuando se declaró en quiebra en el año 2001, más los intereses y punitorios.

Los principales acreedores de Argentina son Alemania, Italia, España, Japón, EEUU y Holanda. Todos estos países poseen importantes agencias de financiación internacional que tienen prohibido extender créditos y garantías a países en cesación de pagos. Los seguros de riesgo que otorgan estas agencias a las compañías nacionales son cruciales para países como Argentina, con el fin de obtener inversiones a largo plazo en sectores de infraestructura o de energía y minería.

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