Los precios continúan su tendencia alcista en Brasil al registrar una subida del 0,79% el pasado marzo, lo que elevó la tasa de inflación interanual al 6,30%. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió más de lo esperado en marzo, lo que llevó la tasa de inflación anual casi al tope de la meta del Gobierno, un 6,5%. Hace menos de un mes, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó que no permitirá que la inflación se dispare en el país y que hará todo lo que sea necesario para que se mantenga en el entorno del 4,5%. Los precios continúan su tendencia alcista en Brasil al registrar una subida del 0,79% el pasado marzo, lo que elevó la tasa de inflación interanual al 6,30%. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió más de lo esperado en marzo, lo que llevó la tasa de inflación anual casi al tope de la meta del Gobierno, un 6,5%. Hace menos de un mes, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, afirmó que no permitirá que la inflación se dispare en el país y que hará todo lo que sea necesario para que se mantenga en el entorno del 4,5%.
La tasa de inflación es el único tema que se le resiste a la presidenta brasileña. La subida mensual fue una centésima inferior a la de febrero, pero ampliamente superior a la de marzo del año pasado (0,5%). El aumento en las tarifas de transporte (1,56%) también contribuyó a la aceleración de la inflación de forma significativa, según los datos que registró el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).
En el primer trimestre el alza acumulada de los precios ascendió al 2,44%, cifra que contrasta con la meta oficial para este año, que es una inflación del 4,5%. Los alimentos, que habían reducido la presión en febrero, volvieron a aumentarla en marzo con un alza mensual del 0,75%.
Las crecientes presiones inflacionarias se están convirtiendo en un gran desafío para el nuevo gobierno de Dilma Rousseff, quien, tras sus primeros 100 días de mandato, trata de buscar formas de enfriar la demanda doméstica sin descarrilar a la economía.
