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La Casa Azul

La Casa Azul

Cuando comenzó el siglo XXI, La Casa Azul, el grupo fantasma de Guille Milkyway quizá fuera lo más de lo más. Bendecido por el favor de la crítica moderna, refrescante y sorprendente siempre y melancólico y profundo, a veces, la banda marco un camino inédito por el que transitaron otros. Cuando comenzó el siglo XXI, La Casa Azul, el grupo fantasma de Guille Milkyway quizá fuera lo más de lo más. Bendecido por el favor de la crítica moderna, refrescante y sorprendente siempre y melancólico y profundo, a veces, la banda marco un camino inédito por el que transitaron luego muchos otros.

Fue interesante que hasta veteranos como Fangoria encontraran un manual perfecto para asegurarse la supervivencia y la resurrección gracias a la mezcla de electrónica elegante, buenas melodías y letras con sentido que proponía Milkyway desde el púlpito al que, merecidamente, había conseguido acceder.

El gran Guille podía con casi todo. Quiso ir a Eurovisión, pero le desbancó Chikilicuatre. De modo que hasta en eso tuvo suerte. Porque la broma de competir en una endiablada competición ‘on line’ no terminó mal. Como quizá hubiera pasado si su canción llega a Festival y termina clasificada en el furgón de cola.

A cambio, Milkyway ganó un Goya en 2009 por su canción para la película ‘Yo también’ de Antonio Naharro y Alvaro Pastor. Después, ya perdido el factor sorpresa, La Casa Azul aún fue capaz de escribir y publicar algunos temas redondos que salían ya de la fábrica con el marchamo de clásico.

Por eso, hasta pensaron en él para que dotara de un ropaje moderno a las canciones del gran Nino Bravo. Pero nadie puede competir con unos arreglos que han sonado millones de veces en los karaokes. Para entonces llevaba ya un par de años ‘callado’ y aún ha tardado otros tres tres en regresar, con un tema recién publicado que se titula ‘Podría ser peor’.

A estas alturas de partido, cuando ya no quedan ‘indies’ y la música electrónica se ha convertido en la banda sonora del nuevo pensamiento único, puede que a más de uno le de lo mismo que La Casa Azul haya decidido reactivarse. Sobre todo porque sus viejos fans se dedican ahora a escuchar música infantil.

Pero una cosa es segura, sin embargo: Guille Milkiway aún sabe cómo se hacen las buenas canciones. En la teoría y en la práctica. Y esta nueva entrega de sus aventuras, es una prueba perfectamente plausible. Estamos ante un compositor profesional e inspirado. Y esas son dos características de las que no puede presumir cualquier recién llegado.

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