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La Asamblea Nacional acusa al Tribunal de Justicia de querer desarticularla

Pleno de la Asamblea Nacional de Venezuela

Otra vez el Decreto de Emergencia Económica. Y esta vez el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) apoyando al Ejecutivo. El presidente de la Asamblea Nacional (AN) insiste: “El cambio es indetenible”. Otra vez el Decreto de Emergencia Económica. Y esta vez el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) apoyando al Ejecutivo. El presidente de la Asamblea Nacional (AN) insiste: “El cambio es indetenible”.

El célebre Decreto de Emergencia Económica, emanado del Poder Ejecutivo, entró en la Gaceta Oficial 6.214, con fecha 14 de enero de 2016. A la luz de las recientes decisiones del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) hay que remitirse al texto original: “Artículo 7°. Este Decreto se remitirá a la Asamblea Nacional, a los fines de su consideración y aprobación, dentro de los ocho (8) días siguientes a su publicación en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, de conformidad con el artículo 26 de la Ley Orgánica sobre Estados de Excepción”.

La AN sesionó el viernes 22 de enero, para negar el Decreto de Emergencia Económica, por considerar –entre otras cosas- que las soluciones planteadas tenían la misma naturaleza de las políticas que causaron la crisis, ponderada por expertos de alto calibre, como la más aguda de toda nuestra historia republicana. Conforme se establece en el expediente 16-0117 (emitido ayer por la noche) de la Sala Constitucional del TSJ el Decreto de Emergencia Económica está vigente y su legitimidad se mantiene irrevocablemente. Los alegatos son sencillos: la AN desconoció los tiempos legales para pronunciarse sobre la materia.

Así las cosas, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) convocó hoy -a media mañana- una masiva rueda de prensa, cuya vocería principal estuvo en manos del presidente de la AN, diputado Henry Ramos Allup. “El cambio es indetenible. Este gobierno está atravesando una crisis terminal e intenta detener a la Asamblea Nacional porque este es el único organismo que está cumpliendo con sus funciones, que está haciendo algo para resolver la crisis que hay en Venezuela”, fustigó el curtido adeco.

Pronto, prontito

Flanqueado, a su extrema derecha, por el jefe de la bancada de la MUD, Julio Borges –quien cada tanto intercambiaba señas, sonrisas y saludos-, Ramos fue increpado en múltiples ocasiones por los reporteros, acerca de la eventual activación de un revocatorio. Que no –atajaría-, que no iba a morder ese peine. Que puede ser en 6 meses, o en 2 meses, o en 5 meses, o en 4 meses, y así. Uno de los periodistas estaba cerca de la mesa de declaraciones, y le insistió sobre el tema: “pronto, prontito”, deslizó Ramos Allup, conteniendo una sonrisa, muy lejos de perder los estribos. Que los asuntos familiares se deciden en casa –“como un matrimonio o un divorcio”, diría-, y que la MUD maneja data confidencial, que sólo circulará en su momento debido.

Ramos explicó que se está buscando convertir en un cascarón vació a la AN, y que –más bien- el TSJ debe estar preparado para revisar la designación Express de 13 magistrados, el pasado 23 de diciembre de 2015. Allí –garantizó el diputado- hay personas que deberían estar en cualquier lado, menos en el TSJ, porque no tienen –ni de lejos- las credenciales para ello.

“No vamos a ceder en ninguna de nuestras facultades constitucionales, aún a riesgo de que el TSJ trate de sostener agónicamente a un Gobierno que ya no se puede sostener. El TSJ también es responsable del desabastecimiento, colas, inseguridad, del auge impune del delito, y a todas las inenarrables calamidades que pasa el venezolano”, disparó Ramos Allup, otorgando categoría de “desgracia” a la presencia de Maduro en Miraflores.

Decisión inopinada

Adeco de la vieja guardia, no se quiso quedar sólo allí: “Esta decisión inopinada del TSJ trata una vez más de echar por tierra las decisiones que en uso de sus facultades constitucionales ha dictado la AN, y que por supuesto continuaremos en esa misma onda porque nuestra autoridad no deviene de una decisión burocrática sino del sufragio popular”, espetó, en torno al 65% de total de votos válidos, que contabilizó la MUD, en las parlamentarias del 6D, versus 33% del PSUV.

El fantasma neo castrense rondaba la sala de declaraciones. Así que Ramos Allup trató de exorcizar la presencia: sostuvo que fuera de la “cúpula militar” hay sectores internos del Gobierno nacional que le estarían solicitando la renuncia a Maduro. “Ojala el Gobierno rectifique, pero dudo que tomando estas medidas lo veamos”, despachó con llana neutralidad, para remarcar que nadie habla de un golpe de Estado, si bien pareciera que el Gobierno actúa para que le den un golpe; incluso recordó que no tiene por qué apagarse la pequeña llama de diálogo que permanece encendida, porque -aún en Chile- se negoció con la dictadura de Pinochet.

Con un batallón de militantes de la MUD colocados estratégicamente a sus espaldas, y una artillería de micrófonos en la narices, Ramos Allup daba cualquier impresión, menos la de estar asustado. Uno podría decir que la mayoría calificada es conchita de ajo, pero no, tal parece que la política venezolana roza bordes decisivos, porque la bancada de oposición, no lleva trazas de amilanarse.

Ramos invocó la soberanía del voto, esos 8 millones de electores que fueron a las urnas a revertir el orden político del país, y dijo que en el seno de la MUD hay gente de alto nivel, se discute, se decanta, se dirigiere con calma y no se toman decisiones de manera atávica. Esta rueda de prensa fue una muestra de ello. Totalmente. ¿Una prueba de ello? Ramos estableció contundentemente: “Iré al TSJ, si me dejan a hablar, pero no voy a contemplar la figura de nadie, ni a hacer papel de payaso”, remató.

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