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La Cámara Alta del país carioca desconoce un fallo preliminar de un juez que exigiría apartar a su presidente

El Senado brasileño se rebela contra su Tribunal Supremo

Bandera de Brasil

La Cámara Alta del país carioca desconoce un fallo preliminar de un juez que exigiría apartar a su presidente en las inmediaciones de una votación clave para consagrar el giro neoliberal de sus políticas económicas Las reformas políticas y económicas con las que los conservadores brasileños pretenden borrar el legado y las conquistas sociales de los años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) continúan arrastrando al país carioca al caos institucional.

Primero fue el ‘impeachment’ contra la presidente electa Dilma Rousseff a la que consiguieron sustituir en su cargo por Michel Temer amparándose en una retorcida interpretación de la Ley y en unas vagas acusaciones judiciales sin relación con los motivos en los que se sustanció dicho proceso.

Ahora, curiosamente, por todo lo contrario. Ante una decisión de un juez de la Corte Suprema brasileña que sí exige apartar de su cargo al presidente del Senado, Renán Calheiros, procesado por desvío de fondos públicos; la Cámara Alta del país carioca ha decidido desconocer el fallo.

Así, la mesa directiva del Senado ha comunicado que esperará al veredicto del pleno del Tribunal Supremo para decidir si acepta la suspensión de Calheiros, ordenada el lunes de forma preliminar por el magistrado del Supremo Marco Aurélio Mello.

Es más, su mesa directiva ha respaldado a Calheiros, señalando que “debe haber división de poderes” y que la “democracia brasileña no puede tener este final”. Curioso doble rasero de quienes se alinearon en su momento para legalizar la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff.

Todo ello, mientras se agudiza la crisis económica y se planea congelar el gasto público por 20 años. O quizá precisamente por ello y es que Calheiros, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) de Temer, quien el 13 de diciembre quiere votar una enmienda constitucional que consagraría el giro de las políticas económicas por 20 años.

Y para ello necesita a Calheiros, un estrecho aliado suyo. De lo contrario, después de la suspensión ordenada por el magistrado Mello, la presidencia del Senado debería pasar al opositor Jorge Viana, del Partido de los Trabajadores (PT) quien podría cancelar dicha votación del día 13.

Entre las reformas figura una reforma jubilatoria que eleva la edad de retiro para las mujeres a los 65 años desde los 60; también se pone como piso aportar durante 25 años y no 15 como actualmente. Además, para cobrar el máximo de jubilación, de unos 1500 dólares, debería trabajarse al menos 49 años.

Eso sí, quedan fuera Eso sí, quedaron fuera de dichas reformas los militares y sus familiares, curiosamente como recuerda el diario El Telégrafo, los sostenes de las manifestaciones que fueron el germen de la caída de Rousseff.

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