El riesgo de inflación que podrían vivir algunos países latinoamericanos ha dejado en un segundo plano a la ‘guerra de divisas’. El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, ha recordado a los gobiernos de la región que necesitan controlar la excesiva subida de los precios para apoyar la recuperación de la economía global. El riesgo de inflación que podrían vivir algunos países latinoamericanos ha dejado en un segundo plano a la ‘guerra de divisas’. El problema de los precios ha llamado ya la atención de las autoridades económicas internacionales. El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, ha recordado a los gobiernos de la región que necesitan controlar la excesiva subida de los precios para apoyar la recuperación de la economía global.
Poco se ha hablado del asunto de la ‘guerra de divisas’ que llevan a cabo algunas naciones como, principalmente, EEUU y China, cuyas autoridades monetarias han estado presentes en este encuentro.
El rápido crecimiento de los países emergentes, principalmente China, India y Brasil, en un contexto económico todavía débil puede causar una inflación excesiva que pondría en peligro la economía global. El “impresionante crecimiento” de estas naciones, según las palabras de Trichet, puede conllevar un cambio en el modelo de consumo de los hogares que provoque un efecto inflacionario.
A esto se suma el alto coste de las materias primas, principalmente de los alimentos. El precio de los alimentos ha tocado el pasado mes de diciembre un nuevo récord, según informó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Su indicador, que analiza la evolución de 55 materias primas alimentarias, ha alcanzado el último mes los 214,7 puntos, frente a los 206 del mes anterior y por encima de los 213,5 puntos del anterior récord, marcado durante la crisis alimentaria de 2008.
Aún es más. Las previsiones podrían apuntar a una mayor escalada en los precios debido a la mala situación climatológica que azota al Planeta, y que provoca catástrofes naturales, inundaciones y sequías.
El G10, conformado por los diez principales bancos centrales del mundo, ha recomendado por lo tanto a los países emergentes incrementar las tasas de interés para frenar la inflación. Esto, a su vez, elevaría aún más el diferencial con las economías avanzadas y atraería más capitales hacia estos mercados.
Pero esto es algo a lo que los gobiernos de los países en vías de desarrollo se han mostrado reticentes, debido a que traería consigo una escalada de sus divisas y afectaría por tanto a la competitividad de sus exportaciones.
El grupo de países reunidos en Basilea se ha comprometido a actuar de la manera pertinente para que no se produzca un descontrol de la inflación. En este sentido, el G10 ha acordado vigilar de cerca los flujos globales de capital, debido a que podrían causar inestabilidad en las economías emergentes. Sin embargo, no han acordado ningún tipo de iniciativa específica para reforzar dichos controles.