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El Papa Francisco se plantea convertir la banca vaticana en un banco ético tras los casos de corrupción

El arresto, la semana pasada, del prelado Nunzio Scarano y las dimisiones, ayer, del director general del banco del Vaticano (IOR), Paolo Cipriani, y su adjunto, Massimo Tulli, hacen pensar que el llamado Banco Vaticano parece encaminado a convertirse en un banco ético. El arresto, la semana pasada, del prelado Nunzio Scarano y las dimisiones, ayer, del director general del banco del Vaticano (IOR), Paolo Cipriani, y su adjunto, Massimo Tulli, hacen pensar que el llamado Banco Vaticano parece encaminado a convertirse en un banco ético.

Según ha informado el portal Vatican Insider, ya han sido llamados diferentes expertos para que den sus consejos sobre la reforma de los estatutos y garantizar una gestión transparente de los depósitos y de las inversiones de cada uno de los entes. Es decir, para que deje de existir una “zona de sombra” en el Torreón de Nicolás V, sede del IOR.

La banca ética, también conocida como banca social, es un concepto al que responde un determinado número de entidades financieras cuyos productos no están condicionados exclusivamente al criterio del máximo beneficio y la especulación financiera. Por el contrario, invierten en economía real y, en algunos casos, hasta tienen una estructura interna fundamentada en la participación cooperativa.

El papa Francisco ordenó el pasado 26 de junio crear una comisión especial para que lo informe directamente sobre las actividades del controvertido banco del Vaticano y algunos sectores católicos piden que sea convertido en un banco ético, sin ánimo de lucro y salga del sistema financiero.

El viernes pasado, un prelado del Vaticano, Nunzio Scarano, de 61 años, fue detenido por la policía italiana por estar presuntamente involucrado en operaciones de blanqueo de dinero. Según la fiscalía de Roma, Scarano, quien trabajaba para la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el organismo que gestiona los bienes inmobiliarios de la Santa Sede, donde era responsable de la contabilidad, tenía un «rol relevante» en las operaciones de lavado de dinero.

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