La quiebra de Mexicana de Aviación a mediados de 2010 sigue trayendo cola. Tras la petición de los trabajadores de la compañía, que se encuentra en concurso de acreedores, de que el Estado la reflotara, el gobierno de Felipe Calderón ha informado de que no rescatará la aerolínea para que vuelva a operar mientras «haya grupos de inversionistas interesados», tal y como ha declarado el secretario de Trabajo, Javier Lozano. Por lo tanto, una intervención estatal se antoja poco menos que imposible. La quiebra de Mexicana de Aviación a mediados de 2010 sigue trayendo cola. Tras la petición de los trabajadores de la compañía, que se encuentra en concurso de acreedores, de que el Estado la reflotara, el gobierno de Felipe Calderón ha informado de que no rescatará la aerolínea para que vuelva a operar mientras «haya grupos de inversionistas interesados», tal y como ha declarado el secretario de Trabajo, Javier Lozano. Por lo tanto, una intervención estatal se antoja poco menos que imposible.
Esta misma semana el dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de Transportes, Transformación, Aviación y Similares (SNTTTASS), Miguel Ángel Yúdico Colín, pidió desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que el gobierno se hiciera cargo de la compañía y resolviera la incertidumbre en que se encuentran los trabajadores de la compañía, que llevan nueve meses sin volar.
Yúdico tuvo palabras duras para Lozano. “Sentimos que al secretario Lozano ya no le importan los trabajadores de México y lo único que le importa es su campaña para Presidente. Le pedimos que primero atienda y resuelva el problema de Mexicana y después se dedique a lo que quiera”, declaró ante los medios.
Lozano, por su parte, ha incidido en que el Estado no intervendrá, ya que existe la posibilidad de que otras empresas privadas inyecten dinero y se hagan cargo de Mexicana de Aviación. Según avanza Efe, algunas de esas compañías podrían ser Iván Barona, Avanza Capital, Altus Prot o la mexicana TG Group.
En el año 2010, la aerolínea Mexicana de Aviación entró virtualmente en quiebra financiera, y tras una larga agonía en la que el Estado mexicano se negó a rescatar a la empresa, debido a los altos costes en que hubiera tenido que incurrir para hacerlo, declaró la suspensión de toda actividad el 27 de agosto de 2010. Ahora, el gobierno de Calderón vuelve a cerrar la puerta a una posible intervención.
