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El FMI vaticina una inflación del 2.200% para Venezuela en 2017

Sede del FMI

El más reciente informe de Econométrica, basado en datos del FMI, advierte que para 2016 la contracción del PIB será de -8% y para 2017, de -4,5%. De darse este escenario, la pérdida para Venezuela sería tres veces superior al de la crisis de principios de siglo en Argentina. El más reciente informe de Econométrica, basado en datos del FMI, advierte que para 2016 la contracción del PIB será de -8% y para 2017, de -4,5%. De darse este escenario, la pérdida para Venezuela sería tres veces superior al de la crisis de principios de siglo en Argentina.

El más reciente informe de Econométrica, basado en datos del FMI, da cuenta de las proyecciones para 2016 y 2017 en términos globales, regionales y para la economía venezolana. Con relación al primer ítem, dice el informe que “el FMI estima que el crecimiento global se recuperará ligeramente en 2016 hasta 3,2%; esta recuperación se deberá a un mayor crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo hasta 4,1%, por su parte, estiman el mismo crecimiento para las economías avanzadas del año 2015. Para el año 2017 prevén que el crecimiento global se acelere hasta 3,5%, con una modesta aceleración del crecimiento en las economías avanzadas (2%) y un aumento en el crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo (4,6%)”.

Más adelante detalla con relación al crecimiento de la región: “En su actualización de enero el FMI apuntaba a un decrecimiento de la economía regional de -0,3% para 2016 y un modesto repunte en 2017 con un crecimiento de 1,6%. Ambas cifras habían sido revisadas a la baja respecto a las proyecciones de octubre de 2015. En la actualización de las proyecciones de abril, el FMI nuevamente disminuye el desempeño de la economía latinoamericana y caribeña a una contracción de -0,5% en 2016 y rebaja en una décima su proyección de 2017 a 1,5%.

Con relación a la inflación en la región, pesar de que el FMI estima que aunque en la mayoría las economías emergentes se han presentado crecidas en los niveles de precios, “la libre flotación y las intervenciones de sus bancos centrales les permite acomodar de mejor forma la depreciación de sus monedas y ajustar sus economías a la nueva situación. El FMI estima que la inflación continuará siendo baja durante 2016, con un aumento de 1% en las economías avanzadas y de 4,5% en las economías emergentes y en desarrollo”.

Los riesgos de la economía global

Para Econométrica, el primer riesgo viene asociado por “el retiro desordenado de los flujos de capitales en los mercados emergentes. Esto podría dificultar el ajuste en curso de algunas economías y erosionar aún más el crecimiento económico. El segundo son las ramificaciones en la transición de la economía china. Muchas de estas ramificaciones ya se sienten en la demanda de los productos primarios y también en la sobreoferta de algunos como el acero. El tercer riesgo es una caída más pronunciada de los precios del petróleo y los efectos que esto tiene en la demanda global; no sólo en la actualidad sino en sus efectos sobre las expectativas futuras en los precios. El cuarto riesgo es una posible contracción del crédito y el aumento de la volatilidad financiera. El quinto que se profundice la recesión en algunas de las economías que ya atraviesan dificultades como Rusia y Brasil. El sexto son los riesgos geopolíticos y el último la salida del Reino Unido de la Unión Europea referida comúnmente como Brexit”.

Y luego, Econométrica habla del caso venezolano, específicamente en cuanto a la inflación: “La variación proyectada para el país es tan elevada en 2016 y 2017 que es excluida de los cálculos de los grupos de países. Una cosa que hay que aclarar es que en diversos medios se hizo referencia a la tasa de inflación interanual promedio de 2016 que el FMI proyecta en 481,5% contraponiéndola a la cifra que anteriormente se había circulado de más de 700%. El FMI sigue manteniendo la inflación al final de 2016 en 720% y en 2.200% para finales de 2017 (…) en las proyecciones de la inflación también queda claro que la visión del organismo es que el país continuará en la actual senda de deterioro. Estas estimaciones son perfectamente consistentes con un escenario de inmovilismo económico y político”.

¿Y las monedas?

La caída en los precios de las materias primas “ha tenido efectos sobre las monedas de la región, incluida el bolívar que además tiene una dinámica adicional (…) todas las monedas de la región experimentaron depreciaciones respecto a enero de 2014. Pero las depreciaciones han sido diferentes en forma y en grado. El sol peruano ha sido la moneda que menor depreciación ha tenido respecto al dólar y que además de menor volatilidad. Le siguen el peso chileno y el peso mexicano. Luego con un comportamiento similar el real brasileño y el peso colombiano y finalmente el peso argentino que recientemente sufrió una devaluación con el relajamiento de los controles. Todas las monedas de la región se han fortalecido en los últimos meses, impulsadas por la recuperación de los precios de las materias primas. En estas seis economías existe convertibilidad y esta flexibilidad en la flotación de sus monedas, unida al accionar de sus bancos centrales les ha permitido poder acomodar los choques externos sin que ocurriera un importante brote inflacionario. El ciclo desfavorable de las materias primas ha afectado el desempeño económico de todos estos países sin lugar a dudas, pero nada comparado con lo que ha ocurrido en Venezuela”.

Y es que para Econométrica, “la depreciación en el mercado paralelo del bolívar, sobre todo lo que ocurrió en 2015, ha hecho palidecer lo ocurrido en cualquier otro momento histórico y es el reflejo de los errores en materia de política económica. Entre enero de 2014 y abril 2016 el bolívar ha perdido casi el 94% de su poder de compra externo (…) en el informe del FMI se destacan los beneficios de la flotación controlada existente en la mayoría de las grandes economías de la región y cómo ello, junto con una adecuada política de reservas les ha permitido sobrellevar el colapso de los precios de las materias primas. En el caso venezolano el control de cambio ha demostrado ser incapaz de contener la fuga de capitales y ha forzado a la economía a operar sobre un entramado de controles de precios. El control de cambio es el principal impedimento para el necesario ajuste macroeconómico. Su sostenimiento sólo significa malas noticias para la economía nacional”.

El saldo en cuenta corriente

Durante 2015, “según las estimaciones del FMI, el saldo en cuenta corriente fue deficitario en más de US$ 18.000 millones. Las proyecciones del organismo sitúan este déficit en US$ 12.161 millones en 2016 y en US$ 3.700 millones para 2017. Básicamente el país no logra revertir el saldo negativo en su cuenta corriente (…) la proyección del FMI sugiere nuevamente la continuación de las tendencias actuales, el país deberá seguir contrayendo crédito bilateral o liquidar activos para poder amortiguar los menores ingresos petroleros, todo esto en medio de un control de cambio que genera una contracción arbitraria y discrecional de las importaciones. A nuestro juicio, la continuación de esta dinámica es políticamente inviable”.

Y el PIB se hunde cada día más

Y es que “luego de contraerse 8% en 2016, la economía continuaría decreciendo en -4,5% durante 2017. Si este escenario llega a darse, el país habría estado cuatro años en recesión económica, si es que cuatro años de contracción pueden llamarse recesión. Esto implicaría que la economía venezolana en esos cuatro años se habría contraído 25,6% respecto a 2013, último año con crecimiento positivo. El decrecimiento en términos per cápita sería aún mayor. Si bien el escenario anterior es perfectamente posible, implica que no hay ningún proceso de ajuste macroeconómico y que el país continuará transitando la senda actual. Para tener una idea de lo que este nivel de contracción significa, la última gran crisis en la región, la argentina de comienzos de siglo, se saldó con una contracción del PIB de 7,1% en dos años (2001-2003). Si el escenario del FMI ocurre, la pérdida de producto en Venezuela sería más de tres veces superior a la ocurrida en Argentina”.

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