Sólo 48 horas después de que los principales líderes europeos escenificaran a bombo y platillo un supuesto acuerdo para rescatar a Grecia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dejado en evidencia a la canciller alemana y al presidente galo. Así, el Fondo -sin un director gerente todavía- ha impedido que se llegue a ninguna conclusión debido a su resistencia para entregar sus 3.300 millones de euros previstos para completar los 12.000 millones del quinto tramo de las ayudas pactadas en el primer plan de rescate (valorado en unos 110.000 millones de euros). Sólo 48 horas después de que los principales líderes europeos escenificaran a bombo y platillo un supuesto acuerdo para rescatar a Grecia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dejado en evidencia a la canciller alemana y al presidente galo. Así, el Fondo -sin un director gerente todavía- ha impedido que se llegue a ninguna conclusión debido a su resistencia para entregar sus 3.300 millones de euros previstos para completar los 12.000 millones del quinto tramo de las ayudas pactadas en el primer plan de rescate (valorado en unos 110.000 millones de euros).
Además, el director gerente en funciones del Fondo, el economista estadounidense John Lipsky, ha evitado aparecer en rueda de prensa hoy tras reunirse con el jefe del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y el comisario de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Olli Rehn, para tratar la crisis griega.
De este encuentro estas dos personalidades han destacado la nueva fecha límite que han dado al Gobierno del socialista George Papandreu para que apruebe un plan de ajuste que permita al país mediterráneo ahorrar unos 78.000 millones de euros, si es que quiere recibir las ayudas.
“He decidido convocar una reunión extraordinaria del Eurogrupo para el domingo 3 de julio, lo que presupone que desde hoy hasta entonces las autoridades griegas, el Gobierno y el parlamento habrán hecho todo lo necesario para poder decidir”, ha señalado Juncker.
El desprecio de Lipsky sucede después de que el pasado viernes, Merkel y Sarkozy se reuniesen para abordar la crisis de Grecia. Tras escenificar un acuerdo del que en realidad no aportaron ningún detalle y matizar que Atenas no va a recibir las ayudas relacionadas con un supuesto segundo rescate en los próximos días, los mercados se relajaron sin explicación aparente. Puede que por asumir que esos 12.000 millones eran ya casi un hecho.
Según algunos gestores de hedge funds consultados por EL BOLETÍN, éstos esperaban precisamente que en los próximos días se tomase una decisión en torno a la economía helena. Así, la deuda a diez años helena ha vuelto a coquetear con una rentabilidad del 18% después de que el viernes ésta cifra bajase hasta casi el 17%. La prima de riesgo de los periféricos llegó a protagonizar entonces descensos verticales de hasta 30 puntos en algunos casos.
No sólo se beneficiaron los operadores del mercado de deuda, los gestores de fondos expandieron el aparente clima de optimismo también a la renta variable y a las divisas. Las bolsas europeas abandonaron el rojo y se registraron alzas de hasta el 5%, como en el caso de Atenas. El euro regresó a un cambio de 1,43 billetes verdes por cada moneda europea.
A potenciar el rebote de este acuerdo ayudó la celebración de la cuádruple hora bruja, que así se conoce a esta sesión -una de las cuatro del año- en que vencen los derivados trimestrales de futuros y opciones sobre índices bursátiles y acciones. En estas sesiones, los analistas advierten que es común la volatilidad, por lo que las noticias como la de hoy son magnificadas por los operadores.
Expertos como David Galán, de Bolsa General, comentaron que el hecho de que coincida el ‘acuerdo’ con esta peculiar sesión ha inclinado las operaciones hacia un tono claramente positivo que ha invitado a los inversores a deshacer las posiciones cortas que habían tomado en las últimas jornadas en los parqués de toda Europa.
Un movimiento que provocó las críticas de Bini Smaghi hacia el tratamiento que está recibiendo la crisis griega por parte de las autoridades europeas. El hasta ahora consejero del Banco Central Europeo, invitado por Berlusconi a abandonar el cargo para dar entrada a un francés en la institución monetaria una vez que su compatriota Draghi asuma el mando de la misma, ha cargado contra la idea de que los acreedores privados participen en el rescate de la economía griega.
Smaghi dijo en Estocolmo que “los inversores especulativos a corto plazo se benefician de esta perversa posibilidad, mientras que los inversores a largo plazo son castigados”, pues sufren la volatilidad provocada en los mercados por los operadores de perfil más especulativo.
A la defensa de la toma de partido de las empresas privadas salió también el viernes el consejero delegado de Deutsche Bank, Josef Ackermann. El directivo se ofreció en San Petersburgo para ayudar a la economía griega a salir del atolladero en que se encuentra a través de una suerte de ‘plan Marshall’ gestionado directamente por las empresas que opten por entrar ahora en el mercado heleno.
Según algunos operadores de fondos de inversión consultados por EL BOLETÍN, el dirigente del único banco alemán que no ha recibido ayudas del Estado y que parece dictar la política a seguir por el gabinete de Angela Merkel, podría estar interesado en tomar parte en las privatizaciones que Papandreu ha llevado a cabo en los últimos tiempos para retrasar los impagos y hacer frente a la deuda contraída precisamente con estos acreedores privados.
Un ejemplo de estas operaciones es la reciente venta de un 10% la ‘teleco’ griega OTE a Deutsche Telekom por 410 millones de euros, un precio de saldo según los expertos que sólo se explica desde la complicada situación en que Atenas se encuentra para hacer frente al pago a vencimiento de su deuda soberana.