El Gobierno brasileño y su presidenta, Dilma Rousseff, mantienen la presión sobre la cúpula de Vale do Río, donde todavía se mantiene como principal ejecutivo Roger Agnelli, aunque ya sólo en funciones y a la espera de que se designe su sucesor. Agnelli quiere «morir matando» y sigue sin estar dispuesto a que la compañía abone unos impuestos que le reclama el Estado y que él considera que no deben ser pagados. El Gobierno brasileño y su presidenta, Dilma Rousseff, mantienen la presión sobre la cúpula de Vale do Río, donde todavía se mantiene como principal ejecutivo Roger Agnelli, aunque ya sólo está en funciones y a la espera de que se designe su sucesor. Agnelli quiere «morir matando» y sigue sin estar dispuesto a que la compañía abone unos impuestos que le reclama el Estado y que él considera que no deben ser pagados.
Vale va a recurrir el pago de los 15.000 dólares (10.639 euros) que el Gobierno brasileño reclama en concepto de impuestos impagados. La compañía afirmó que la decisión que tomó el Ejecutivo el pasado 29 de marzo para lograr el cobro no tiene en cuenta los acuerdos para evitar el doble cobro y tampoco las fluctuaciones de la tasa cambiaria.
Mientras tanto, Tito Martins, director de operaciones de metales básicos de la empresa y jefe de la subsidiaria canadiense Inco, se desmarca de los otros candidatos como sustituto de Roger Agnelli en la presidencia ejecutiva de Vale. Aunque Bradesco se ha apresurado a desmentirlo, la prensa local ha afirmado que la candidatura de Martins ha sido impulsada por el banco, principal accionista privado de la minera.
Aunque todavía no se ha pronunciado, la presidenta Dilma Rousseff quiere acercar la estrategia de la minera a los planes de desarrollo de Gobierno brasileño, de ahí la injerencia en la sustitución del anterior presidente de la compañía, Roger Agnelli. Martins es el hombre perfecto para manejar las relaciones entre la compañía y el Ejecutivo, según ha publicado el diario brasileño Folha de Sao Paulo.
El diario brasileño ha afirmado que la gestión de Tito Martins frente a la huelga de trabajadores de Vale en Canadá, que se inició en julio de 2009 y duró casi un año, fue clave en la elección de este candidato.
El nombramiento de Martins, que todavía no ha sido confirmada oficialmente, ha sido bien recibido por los inversores. Según recoge la prensa local, la noticia acaba con los miedos que existían entre los accionistas de que el Gobierno pudiera designar a alguien que desbaratara el éxito de la compañía en la última década.
Sin embargo, el conflicto ha provocado una mayor la volatilidad del valor de las acciones de Vale durante el día, que, al cierre de esta edición, ha alcanzado su precio más alto, 47,41 reales (20,42 euros) y también el más bajo, 47,26 reales (20,36 euros), antes de las dos de la tarde.