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Centenares de miles de inmigrantes estarán en peligro de ser deportados

El Congreso de EEUU debate sobre inmigración y seguridad fronteriza

Bandera de EEUU

El Congreso estadounidense se encuentra inmerso en las negociaciones destinadas a cambiar aspectos clave de la seguridad fronteriza y el sistema migratorio del país, en particular el futuro de los jóvenes indocumentados conocidos como ?soñadores?.

El Congreso estadounidense se encuentra inmerso en las negociaciones destinadas a cambiar aspectos clave de la seguridad fronteriza y el sistema migratorio del país, en particular el futuro de los jóvenes indocumentados conocidos como ?soñadores?.

Los debates, que comenzaron el pasado lunes, pasaron a un segundo plano por el anuncio ese mismo día del proyecto de presupuesto del presidente, Donald Trump, para el año fiscal 2019, así como por el escándalo y la renuncia de Rob Porter, asesor del mandatario, ante alegaciones de sus exesposas, quienes lo acusaron de actos de violencia durante sus respectivos matrimonios.

El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, que apoya un proyecto de su correligionario Chuck Grassley que incluye algunas demandas de Trump, reiteró su compromiso de llevar adelante esta discusión durante la semana y advirtió a sus colegas que no dilaten las negociaciones.

Por su parte, el senador John Cornyn, también del partido rojo, advirtió a sus colegas en la Cámara alta que solo tendrían hasta mañana para terminar los intercambios de criterios, plazo que algunos especialistas dudan alcance para agotar las negociaciones destinadas a encontrar una propuesta que obtenga los 60 votos imprescindibles para evitar maniobras dilatorias.

En los debates están en juego varias iniciativas para una solución de compromiso respecto a los inmigrantes traídos por sus padres a EEUU de forma irregular cuando eran jóvenes, beneficiados hasta ahora por el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

Trump puso fin a ese plan, aprobado en 2012 por su predecesor, Barack Obama, y que dio alivio a más de 700.000 integrantes de ese grupo poblacional a quienes se les permitía trabajar y asistir a las escuelas.

A la vez, el jefe de la Casa Blanca dio de plazo al Congreso hasta el 5 de marzo para aprobar un texto sobre el tema o de lo contrario estos individuos corren el peligro de ser deportados.

Una de las bases para las conversaciones es un plan del jefe de la Casa Blanca destinado a reformar el DACA, reforzar la seguridad fronteriza, cambiar los mecanismos de la lotería de visas y romper la cadena migratoria basada en los lazos familiares, además de conformar un marco legal que daría la posibilidad de acceder a la ciudadanía a casi dos millones de inmigrantes.

De ser aprobada, la propuesta autorizaría un incremento sustancial de las acciones represivas contra los indocumentados en todo el país y la aprobación de unos 23.000 millones de dólares para enmendar las vulnerabilidades en las fronteras, incluyendo la construcción del muro en el límite con México, temas que encuentran oposición en las filas demócratas.

Quienes proponen regularizar el estatus de estos inmigrantes o incluso darles una oportunidad para naturalizarse, esperan aprobar un proyecto con suficiente fuerza como para ganar el apoyo de Trump y después lograr la programación de un voto en el plenario de la Cámara de Representantes.

Existe un alto nivel de expectativas en ambos hemiciclos del Capitolio y en general en la opinión pública, teniendo en cuenta de que si el Congreso no llega a un acuerdo antes del 5 de marzo, fecha tope impuesta por Trump, centenares de miles de inmigrantes beneficiados por el programa DACA estarán en peligro de ser deportados.

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