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El conflicto comercial entre Cristina Fernández y Dilma Rousseff se estanca

La guerra comercial desatada entre Argentina y Brasil no tiene visos de terminar pronto. La reunión mantenida entre el secretario de Industria argentino, Eduardo Bianchi, y su homólogo brasileño del Ministerio de Desarrollo, Alessandro Teixeira, ha fracasado estrepitosamente al no alcanzar ambas partes un punto de acuerdo. El conflicto comenzó cuando Brasil denunció que Argentina estaba bloqueando sus productos e impidiendo su entrada en el mercado argentino, a lo que el país brasileño respondió con una dura represalia: detener la entrada de coches argentinos, una industria muy sensible, en su mercado. Mientras Cristina Fernández y Dilma Rousseff siguen sin acercar posiciones en este asunto, ya son 4.000 los vehículos argentinos parados en la frontera. La guerra comercial desatada entre Argentina y Brasil no tiene visos de terminar pronto. La reunión mantenida entre el secretario de Industria argentino, Eduardo Bianchi, y su homólogo brasileño del Ministerio de Desarrollo, Alessandro Teixeira, ha fracasado estrepitosamente al no alcanzar ambas partes un punto de acuerdo. El conflicto comenzó cuando Brasil denunció que Argentina estaba bloqueando sus productos e impidiendo su entrada en el mercado argentino, a lo que el país brasileño respondió con una dura represalia: detener la entrada de coches argentinos, una industria muy sensible, en su mercado. Mientras Cristina Fernández y Dilma Rousseff siguen sin acercar posiciones en este asunto, ya son 4.000 los vehículos argentinos parados en la frontera.

El fuerte aumento del déficit del país argentino con Brasil, que ha alcanzado la cifra de 255 millones de dólares, lo que supone un aumento del 340% con respecto a hace justo doce meses, es la razón de fondo que desencadenó el conflicto. Durante los primeros cuatro meses de 2010, ese déficit creció en Argentina un 72%; es decir, la nación de Cristina Fernández compra más productos a Brasil de los que le vende. Una tendencia cuyo cómputo anual revela que la brecha casi se cuadruplicó con respecto al año pasado.

Así, la fortaleza exportadora brasileña explica el hecho de que Argentina impusiera trabas a la importación de productos, unas trabas que han desencadenado una guerra comercial de la que parece que ambas naciones no saben cómo salir.

Argentina exporta al mercado brasileño alrededor de 30.000 vehículos cada mes, en lo que supone una importante y muy sensible industria. Tras el fracaso de la cumbre entre Bianchi y Teixeira, 4.000 coches argentinos siguen parados en la frontera brasileña, lo que provoca una gran preocupación entre los empresarios del motor, que reclaman a Cristina Fernández que defienda sus intereses.

El hecho de que Argentina denuncie que las compañías brasileñas reciban presiones para no vender productos de línea blanca en Brasil ha sido el otro gran desacuerdo entre ambas partes. El fracaso de la reunión entre los secretarios augura un periodo más prolongado de dificultades al comercio bilateral. Tal y como han hecho saber, hasta la próxima semana no se reunirán de nuevo.

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